Están las chicas que sólo se quieren divertir, las chicas Almodóvar y las chicas Pantene. Las chicas que son guerreras y las chicas que con los chicos tienen que estar. Las chicas normales y las chicas it. Chiara Ferragni, y todas las demás.
La bloguera italiana, dueña y señora del emporio online The Blonde Salad, acaba de ser fichada por Pantene para poner toda la fibra en distintas campañas. Debido a su trabajo –y a la responsabilidad de tener 5,4 millones de seguidores en Instagram-, su cabello “se ve sometido a mucha presión”, de modo que la propuesta le viene, pues cómo decirlo… Al pelo. De lista.
Tanto como a la firma de mass market, que no suele dar un paso en falso en su elección de imagen. Bajo su etiqueta han desfilado rostros –y melenas- tan reconocibles como los de Paula Echevarría, Ariadne Artiles, Sara Carbonero, Clara Alonso, Gisele Bündchen… Todas ellas, estandartes de la belleza y del estilo de vida más aspiracional para el común de las mortales. Quizá demasiado convencionales, por ponerles una pega, pero es que el mundo es convencional, y la imperfección no vende cajas de ampollas de rescate.
Quienes hayan seguido a Chiara desde hace años, recordarán su pasado capilar, su rubio pollo mal asimilado, su frizz indómito y su discutible corte en capas. Por centrarnos en el pelo, porque habría mucha tela que cortar.
La exposición pública y el éxito han hecho de la bloguera lo que es ahora: una empresaria con asiento reservado en todos los front row que se respeten a sí mismos, de encarnadura escueta vestida de grandes nombres propios, pose aburrida estudiada y modelo allí donde las modelos no llegan por falta de pericia en la cosa social.
Hay que reconocer que tiene mucho mérito conectar con tantísimas personas. Haber creado, de la nada, una comunidad de seguidores de la marca personal. Por el camino ha perdido la frescura y el riesgo –quizá los reserva para el ámbito privado- y ha ganado, entre muchas otras cosas, una melena irreprochable, pura ambición rubia por la que suspirar.
Ferragni ha sido embajadora de Pronovias y de Redken 5th, triunfa con su firma de zapatos y accesorios, es objeto de estudio en la Universidad de Harvard y apareció en la revista Forbes como una de las personas menores de 30 años más influyentes del mundo. En este orden de cosas, ¿a alguien le importa si de verdad Chiara Ferragni usa o no Pantene?
Lo que sí está claro y meridiano es que la fashion blogger italiana ha firmado un campañote con la interplanetaria firma de champús, acondicionadores y ampollas de rescate capilar. En su caso, un rescate millonario que asciende a cifras imposibles de descifrar y que son el verdadero secreto de Chiara.