Caritas sonrientes, tristes, acongojadas o circunspectas. Una flamenca y olé, una colección de pulgares alzados de todos los colores, banderas, símbolos y un Arca de Noé. Todo esto es apenas la punta del iceberg del teclado emoji de nuestros inteligentísimos teléfonos móviles, esos con los que, además, se puede hacer y recibir llamadas. Con estos imprescindibles iconos podemos expresar desde el más leve (sobre todo, el más leve) de los sentimientos humanos, hasta el más intrincado; podemos hablar de vida y muerte, podemos hablar de amor.
Olympia Le-Tan prefiere que hablemos de eso, de sentimientos vinculantes, profundos o leves. Su reciente colección de emojis afianza la relación con la casa diptyque y nos ofrece, ya de paso, la posibilidad de hablar de amor aunque queramos decir otra cosa.
Primero fue Rosaviola, “La llave de mi corazón está en mi bolso”, la fantástica colección en edición limitada que Le-Tan creó para el San Valentín de diptyque, compuesta por dos formatos de cera perfumada (70 y 190 gr), un óvalo perfumado y un perfume sólido coloreados en rosa y rematados por –apasionados- besos de fieltro.
Un coqueteo lo suficientemente intenso como para exigir otra muestra de amor: los emoticonos de diptyque diseñados por Olympia Le-Tan, de quien, quizá, hayas visto los bolsitos-libro bordados –jamás un accesorio fue tan intelectual- con portadas de novelas, todo un objeto de deseo para insiders y aspirantes a ocupar un puesto destacado en algún front row de relumbrón. E incluso para las humildes amantes de las cosas bonitas.
La hija del conocido ilustrador Pierre Le-Tan también ha colaborado con Chanel y Balmain, vende en My Theresa o Colette y tiene tienda propia en París, en el 5, Rue des Petits Champs, es decir, en el muy exclusivo distrito 1 de la capital francesa.
Esto de los emoticonos es todo un carrusel de emociones: un día asistimos -no sin perplejidad- al lanzamiento del teclado de Kim Kardashian, hasta arriba de iconos con las más ponderables cualidades de la armenia, y al siguiente nos encontramos con el delicado universo de la joven creadora Olympia Le-Tan .
A la espera de acontecimientos -¿quién será el próximo personaje en explorar este terreno comercial? Hagamos apuestas-, voy a ir descargándome el teclado de diptyque para poder mandar una vela (”cómo me enciendes”), una poción de amor (“será tarde o temprano, pero será”) o un corazón herido y arreglado con una tirita (“estoy curtida en mil batallas”). ¿Quién necesita poetas, teniendo emociones visuales?
El teclado Rosaviola “La llave de mi corazón está en mi bolso” de Olympia Le-Tan para diptyque se puede descargar en la App Store.