Los avances tecnológicos han permitido que gocemos de formulaciones de laboratorio cada vez más complejas y eficaces. Pero no es Ácido Hialurónico de 120 kilodaltón todo lo que nos ponemos: también hay químicos bajo los que pesa la seria sospecha –o la confirmación- de detonar, junto a otros factores genéticos y ambientales, el cáncer de mama.

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1. Parabenos.
A pesar de su parecido con la bonita ‘parabienes’, nada más lejos de las intenciones de estos compuestos, de los que tantísima tinta se ha vertido.
Los parabenes se emplean como conservantes y se encuentran en productos de uso frecuente como el champú, la crema facial o las lociones corporales. Son disruptores hormonales del sistema endocrino –esto quiere decir que interfieren el curso normal de las hormonas encargadas del estado de ánimo, el metabolismo y la reproducción- y se han relacionado con el cáncer de mama.

2. Formaldehido.
También conocido como ‘formol’, se añade a las lacas de uñas, jabones y maquillaje como preservante. ¡Qué bien que le pongan formol a estos productos nuestros para que duren más!, ¿verdad? También se emplea una disolución de formol sobre los cadáveres frescos para embalsamarlos. En los seres vivos el efecto no es tan espectacular, únicamente aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama.

3. Aluminio.
Un viejo conocido de los antitranspirantes, barras de labios y pastas de dientes. El mayor problema está en los desodorantes que se aplican en la axila porque el cloruro de aluminio y el clorhidrato de aluminio imitan el comportamiento de los estrógenos y la absorción sistémica es inmediata. Tanto, que han sido relacionados con el cáncer de mama –la piedra de alumbre suele ser una solución eficaz como alternativa-.

4.Triclosán.
Lo encuentras en jabones antibacterianos, desodorantes y pastas de dientes; actúa como conservante. Igual que el aluminio, imita los estrógenos y puede afectar a la función muscular e interrumpir la actividad de la hormona reproductiva.

5. Ftalatos.
El perejil de todos los perfumes –excepto de los que aclaran específicamente que no los añaden-. También se añaden a las lacas de uñas y a las de pelo, penetrando en el organismo por vía tópica y respiratoria. Su efecto es acumulativo y se relaciona con malformaciones urogenitales en hombres y con problemas en su sistema reproductor; también con el cáncer de mama-

6. Almizcles sintéticos.
El almizcle es una sustancia animal de poderoso olor que se ha empleado durante siglos en perfumería. Se obtiene del ciervo almizclero macho, está prohibido desde hace años y así debe ser por cuestión de ética. Desgraciadamente la alternativa química no es mucho mejor en la mayoría de derivados sintéticos: el galaxolide y el tonalide son disruptores hormonales, y el nitro almizcle y el almizcle de cetona son estrogénicos y se han vinculado con el cáncer de mama.

7. Filtros UV.
La paradoja de la ‘protección’ que te hace polvo por lo bajinis. La benzophenona, el ethylhexyl methoxycinnamate y el homosalato son estrogénicos y se acumulan en el tejido adiposo. Para rematar el problema, facilitan la penetración del resto de químicos, entre ellos los tóxicos.