Lo primero que siente una mujer al saber que está embarazada, siempre que lo deseara, es alegría e ilusión. Después llega la avalancha de ansiedad propia de quien va justita incluso con dos sueldos, es decir, de la mayor parte de España. ¿El bebé necesitará muchas cosas? ¿Iré cargada como un sherpa incluso en mínimos desplazamientos? ¿Me voy a arruinar y terminaré bajo un puente, con mi prole agarrada a mi teta desnuda?
La respuesta es no. No, porque no vamos a comprar todos los plásticos innecesarios que ha previsto el mercado para hacernos, teóricamente, la crianza más fácil (y la casa menos espaciosa). Los bebés tienen un mecanismo sencillo e intuitivo, y necesitan muchos menos gadgets de los que se nos ofrecen como la panacea para periodos de ¡meses!
Comparto con vosotras los que me parecen imprescindibles para el primer año, obviando pañales, toallitas, gasas y cosméticas varias. Vamos a por los complementos realmente útiles para una crianza sostenible, sensata y tan eficaz como la más rodeada de inventos.
-Pañuelo portabebés.
Tela de algodón de varios metros en la mejor tradición ancestral y multicultural. Se puede usar desde que nace el bebé y hasta entrado el año o incluso un poco más allá, la postura se va adaptando al peso del niño y a la comodidad de la persona que lo portee.
Se ha demostrado que el porteo continuado (incluso en casa) tranquiliza a los bebés, en permanente contacto físico con otro ser humano; y además permite al adulto realizar las tareas con sus dos manitas (y sus abalorios). El vínculo se fortalece, los bebés lloran menos, sufren menos cólicos del lactante y los adultos mantienen su autonomía. ¿Se puede pedir más? Pues sí, se puede pedir ahorrarse el cochecito: hay quien se aficiona tanto a esto del porteo que alterna pañuelo con mochila para alargarlo hasta que el niño anda.
A la hora de elegirlo, se debe tener en cuenta que sea anatómico y que permita muchas posiciones, además de que la tela sea fresca y de algodón. El pañuelo es todo un mundo, hay muchísimos modelos, así que elige según el uso que le vayas a dar y el tiempo que pretendas utilizarlo. El rango de precios va de 50 a unos 150 euros. También lo puedes comprar de segunda mano, hay gente que se queda sin usarlo.
-Cuna de colecho.
En palabras de muchísimas madres, esto es LO MÁS GRANDE. ¿Por qué ese énfasis?
Se trata de una cuna a la que se puede extraer una de las hileras de barrotes para adherirla a la cama de los adultos. Así el bebé se siente más protegido, se tarda menos en atender sus demandas y la madre o el padre no se tiene ni que levantar de la cama.
Los bebés no pueden expresar qué les pasa más que llorando y además no saben cuánto durará su incomodidad, por lo que lo único que se puede hacer es reaccionar pronto. A veces tienen hambre, otras están mojados, otras quieren contacto y otras les pica la etiqueta de la ropa o están hartos de estar en la misma posición. La proximidad facilita enormemente hacerles sentir que sus necesidades se atienden. Y esto redunda en niños más seguros y mejor adaptados.
El precio es el de cualquier otra cuna, y también se encuentra en el proceloso mundo de la segunda mano.
-Saco de dormir.
Muy útil cuando empiezan a ganar movilidad para evitar destapes, fríos y la consecuente cadena de llanto, desesperación y desvelos de los padres. Realizados en agradables telas de algodón, mantienen al bebé calentito toda la noche y hasta son monos, los niños parecen campanitas en sus cunas.
-Sacaleches.
Si no das pecho no te servirá de nada, así que ¡sáltate este artilugio!
El sacaleches es un invento particular. Te pone en contacto con tu naturaleza mamífera y te introduce al fascinante universo del ordeñe como nunca antes lo habías visto. No, definitivamente la leche no sale de los tetrabriks.
Ventajas, las evidentes. Permite que la madre pueda saltarse tomas para que se las dé otra persona y así poder alargar los beneficios de la lactancia materna. Citemos las de la noche, que siempre resulta seductor, pero también las del día cuando termina la raquítica baja maternal.
En la farmacia se venden bolsas de plástico para conservar la leche en la nevera o congelarla.
Para elegirlo, importante que sea de una buena marca. Medela cuenta con muchísimos reportes positivos, y ofrece un modelo manual y otro eléctrico. El eléctrico no es barato. En cualquiera de las opciones, y siempre según el uso y la maña, creo que la inversión compensa.
¿Cuáles son tus imprescindibles?