“No me privo de nada”, me comentaba una amiga el otro día. “A mis 35, tengo arrugas y acné peleón”. Dentro de la exageración de las dos descripciones, su caso no es único: más del 20% de las mujeres entre 20 y 50 años tienen acné. ‘A su edad’.

Las causas suelen ser hormonales, pero también genéticas (tendencia a tener los poros obstruidos), o sencillamente debido al uso de maquillajes y cremas grasas.

En verano se puede dar una mejoría del acné propiamente dicho gracias a la radiación solar, pero las cicatrices pueden empeorar debido a la pigmentación anómala (las dichosas ‘marcas’). En resumen: es una época delicada en la que conviene extremar los cuidados de la piel acneica, usar productos sin grasa, exfoliar la piel una vez a la semana, ¡y no tocar los granos! Llegado el caso, también es posible plantearse un tratamiento dermatológico específico, pero siempre en otoño “ya que la gran mayoría de los tratamientos requieren una protección extra de los rayos solares”, afirma el Dr. Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral.

De elegir esta opción, resulta esencial identificar la causa que produce el acné para enfocar correctamente el tratamiento.

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En la fase aguda, “resulta eficaz la terapia farmacológica combinada con técnicas modernas como el Láser, la Terapia Fotodinámica o la microdermoabrasión asociada a la aplicación de principios activos como el ácido retinoico o el ácido azelaico”, continúa el Director de IDEI.

Las cicatrices del acné se dividen en dos grandes grupos: atróficas (en forma de picotazo o con la superficie de la piel hundida) e hipertróficas (sobreelevadas e irregulares).

Diagnóstico en mano, se dispondrá del tratamiento concreto. “Para las cicatrices atróficas, utilizamos láseres fraccionales ablativos de CO2 y el Erbio y láseres fraccionales no ablativos que producen microzonas de calentamiento en las capas más profundas de la piel, generando colágeno y renovando a la vez la superficie de las zonas afectadas mientras que se dejan intactas pequeñas áreas a partir de las cuales se produce una rápida regeneración de la piel (entre 3-5 días). Para las cicatrices hipertróficas y queloides usamos Láseres como el Colorante Pulsado, el Neodimio-Yag y el Láser KTP, que actúan fundamentalmente disminuyendo la inflamación y el colágeno anómalo e irregular de estas cicatrices, sustituyéndolo por un colágeno normal. En casos severos, los dermatólogos podemos emplear conjuntamente microinyecciones con fármacos en la zona afectada para conseguir una remodelación más rápida de la zona lesionada”, explica el Dr. Miguel Sánchez Viera.

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