Las mechas tradicionales han pasado a mejor vida, ahora toca volver a la más tierna infancia con las mechas de bebé. Bienvenidas babylights, naturalidad capilar en forma de melenas muy luminosas en tonos suaves y brillantes.
Mechas californianas, splashlights, dyp dye o cabellos en tonos pastel…, las babylights han destronado de un simple coletazo las propuestas más arriesgadas. Se imponen en las melenas más famosas y la técnica comienza ya a extenderse y a aplicarse en salones y peluquerías. El secreto según el peluquero Eduardo Sánchez está en “crear un color muy entero, potenciado, pero a la vez muy natural, mediante mechas muy finas y abundantes, a menudo usando dos o tres tonos similares”.
Cosmética que busca conseguir una piel como el culito de un bebé, cuerpos impecables como si los años no hubieran pasado por ellos y ahora un look que imita esas cabelleras de niña pequeña que se lavaban con champú de camomila. ¡Bienvenida segunda infancia!
Aunque Karlie Kloss es una de las grandes abanderadas de una tendencia que se impone, sobre todo, en versión rubia, ésta nueva generación de mechas se ideó para una morena. Fue Jack Howard, del centro de belleza Neville Hair & Beauty Salon de Londres, el artífice de la técnica que puso en práctica para crear el nuevo castaño brillante de la modelo e it girl británica Suki Waterhouse.
Iluminan la melena, dan mucha luz al rostro y aportan cuerpo recreando el brillo natural del pelo de una niña con una técnica minuciosa y muy trabajada. Nos cuenta Eduardo Sánchez que se trabaja con muchas mechas, muy finas, “es tan importante que sea una gran cantidad como que éstas sean muy delicadas”. Además, en la raíz se aplican de forma más difuminada, para que no haya demarcación.
Dependiendo del efecto deseado, él trabaja con un solo tono o bien mezclando dos o tres muy similares, que le aporten más profundidad a la melena. Las mechas babylights se aplican mediante técnica de balayage, de hecho son una versión de éste procedimiento que “barre” todo el cabello y que no sólo protege más la fibra capilar, sino que además permite efectos de luz muy individualizados. Además, no se utiliza papel de plata, sino film transparente, la razón es que el papel de plata acelera la oxidación del cabello y lo sensibiliza más, el film solo acelera el proceso de aclaración. El protocolo dura entre 40 y 60 minutos.
El mantenimiento requiere, como todas las coloraciones, utilizar un champú específico que mantenga el tono y el brillo, y un retoque cada 2 meses.
Precio: entre 56 y 100 euros (en función de la longitud del cabello).