https://www.youtube.com/watch?v=zv6ZjECBTkc
Depilarse sin dolor. Repito: depilarse-sin-que-duela. Una quimera mil veces acariciada entre respingos y pegotes de cera, cabinas de láser donde huele a muerte o escenas ambientadas con el molesto zumbido de la depiladora eléctrica. Que ríete tú del terrorífico torno del dentista.
Y, ¿cómo se opera La Gracia? Quizá ya hayas oído hablar de las láminas, de amatista o de silicio, basadas en el frotar – se va a empezar– del vello. Un artículo ciertamente retro que no ha perdido prestancia en nuestros modernísimos días de double check y memes que van más rápido que nuestros pensamientos.
Las Bellezas Puras –casi- en pleno descubrimos la suiza Kristalpad en la pasada feria de Biocultura, al hilo de la filosofía de cuidados naturales que impregna toda la muestra.
Estas láminas, testadas dermatológicamente, encuentran en los microcristales de amatista la aniquilación total del vello. Sin dolor, sin irritar la piel, sin quemarla, únicamente frotando en círculos concéntricos sobre la zona a depilar. Recibimos una demostración sobre el brazo y, aunque era jueves, vimos que todo era bueno.
Está indicado para todos los tipos de vello, todas las abundancias y todas las áreas (incluso las delicadas). Aunque cuanto más corto el pelo, más dura la lámina. Las mayores ventajas que representa son, sin duda, de sensibilidad a otros sistemas y también de ahorro en la economía del hogar: cada paquete dura un año y el precio es muy asequible. La duración es la misma que con la cera ya que no secciona el vello, sino que debilita la raíz y, con el tiempo, se consigue mermar la producción.
¿La pega? Puede ser bastante tedioso depilarse todo el cuerpo frota que frota.
Precio estuche con 1 aplicador grande y otro pequeño y 4 discos de recambio para cada uno: 29,95 euros.