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Si tienes un enrojecimiento continuo en las mejillas, frente y barbilla, más allá de un rubor momentáneo al hacer ejercicio o ante una situación embarazosa, puede que tengas rosácea. No te asustes, es más común de lo que puede parecer, en España más de 4,2 millones la padecen y con un diagnóstico adecuado puede mejorar mucho.

En el mundo son más de 40 millones y entre ellos hay rostros enrojecidos tan ilustres, incluso de sangre azul, como el Príncipe Harry y su padre -de casta le viene al galgo-, Cameron Díaz, Renée Zellweger, Bill Clinton o el mismísimo Papa Noel. La mayoría piensa que su piel es así y como generalmente no va más allá de ese rubor, vasos dilatados y algún granito que se parece al acné, no acude al dermatólogo, por eso sólo se diagnostican alrededor del 20% de los casos.

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Una cifra muy pequeña teniendo en cuenta que el 77% de quien la padece reconoce haberse sentido alguna vez avergonzado e inseguro por su aspecto, perjudica a más de la mitad en el ámbito social, laboral y en las relaciones personales. La campaña “Planta cara al enrojecimiento”, respaldada por los laboratorios Galderma, es un programa global de concienciación sobre la rosácea. Quieren dar visibilidad a la patología para animar a las personas que sospechen que la tienen, a que acudan al especialista para diagnosticarla y controlar los síntomas.

La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica y progresiva de la piel, que afecta sobre todo a la población adulta entre los 30 y los 60 años, especialmente con pieles claras. Es entre 2 y 3 veces más frecuente en mujeres, aunque en hombres tiene una manifestación más severa.

Como ya hemos dicho, sus principales síntomas son rojeces en la frente, mejillas y barbilla, pero puede ir acompañado de espinillas algo más incómodas y vasos sanguíneos dilatados. En los casos menos frecuentes se produce un engrosamiento facial, sobre todo en la zona de la nariz y la menos usual de todos los tipos produce un enrojecimiento ocular, con sensación de cuerpo extraño en los ojos, como si se tuviera conjuntivitis.

Estas manifestaciones de la piel van unidas una sensación de tirantez, picor y quemazón. La genética, las condiciones climatológicas -fundamentalmente la exposición solar- y un ácaro son los factores que la desencadenan.

El diagnóstico es fundamental para un tratamiento de éxito, de hecho, la mayoría de los casos mejora simplemente con una rutina adecuada:

– Utilizando productos para pieles sensibles y maquillaje corrector para disimularlo si te causa mucha vergüenza.
Evitando la exposición solar (es la causante principal de los brotes) y en todo caso, estas pieles deben utilizar filtro solar de manera habitual.
Evitar exponerse a temperaturas muy extremas.
Determinadas comidas y bebidas también pueden desencadenar brotes, las comidas picantes o las bebidas alcohólicas pueden empeorar la rosácea.
Evitar el uso de productos que contengan alcohol.
Evitar el ejercicio físico expuesto a temperaturas extremas.
– Y controlar el estrés, se ha comprobado que los pacientes que hacen relajación, mejoran.

En casos más severos, se recurre a otras técnicas como láser, luz pulsada o incluso antibióticos.