Recuerdo cuando, el año pasado, se pusieron de moda esas grimosas y anti estéticas férulas o aparatos de oro con diamantes o piedras preciosas que las famosas se colocaban en la dentadura superior. Madonna parecía una alienígena y Lady Gaga recién salida de una película gore. Este año llega una fórmula mucho más light, pero igual o más hortera, aunque sobre gustos decide el consumidor: el tateeth o tatuaje dental.
Los tatuajes dentales, inspirados en los dérmicos, llevan más de diez años colocándose en Estados Unidos. En Connecticut, por ejemplo, un dentista llamado Steve Landman lleva una década poniéndolos. En primer lugar el usuario elige el motivo que quiere tatuar, ya sean caricaturas, personajes de los dibujos animados, siglas. Parece que en Inglaterra, los motivos más demandados son las caras de Amy Winehouse, David Beckham, Tiger Woods o la reina Elisabeth, según explica el odontólogo español Iván Malagón. Después el dentista hace un molde o corona del diente donde se va a colocar e imprime en él el diseño elegido. La pieza se cuece a unos 200 grados y se coloca.
Según el doctor Malagón ‘ no dañamos el esmalte dental porque no los aplicamos directamente sobre el esmalte, creo que pueden crear tendencia y ser una forma más de expresión artística temporal. Por supuesto advierto que esta práctica debe llevarla a cabo un odontólogo y siempre respetando el esmalte dental original para que tu salud oral siga siendo la adecuada y evitar posibles enfermedades bucodentales. Además, en cuanto te canses del diente tatuado puedes quitarte la funda y volver a tu diente original sin complicaciones”, añade el odontólogo.
Su colocación no es dolorosa y puedes combinar los dibujos que veis en las fotos a juego con las calcomanías de las uñas, tan trendys. La doctora Debora R. Vilaboa, profesora de la Universidad CEU-San Pablo de Estética Dental y miembro de la Academia Europa de Odontología Estética opina que el usuario decide pero que ‘una corona o funda siempre es una ‘carga’ o ‘añadido’ para una pieza dental y que no es partidaria de colocarla si no es por necesidad o para mejorar claramente la sonrisa de un paciente. ‘No me gustan ni aplico los piercings bucales, las incrustaciones de piedras preciosas ni estos diseños’ , concluye la doctora. ¿Que qué opina la que firma? Pues que prefiero los adornos en los brazos, en las uñas o en la mejilla, pero los dientes, cuanto más limpitos mejor.