¡Lo conseguí! Ya pensaba que nunca iba a poder escribir estas palabras, que nunca encontraría una máscara de pestañas como las de antes. Y eso que casi todas las modalidades del mercado han pasado por mi neceser.
Por ejemplo, la “máscara peine” sólo me da problemas de pegotes y el cepillo de silicona es demasiado fino para mi gusto. Por no hablar de los dos cepillos en la misma máscara. Un error para las que apenas tenemos tiempo por las mañanas.
Glorious Mascara de Helena Rubinstein (28 euros). Es el último lanzamiento de esta firma veterana en lo que a “rimmel” se refiere.
Con una fórmula mejorada y adaptada al siglo XXI, es una reedición del Long Lash que Rubinstein lanzó hace cincuenta años.
Así lo refleja su packaging, fiel al diseño original. Es todo un objeto de deseo vintage.
Tanto la formulación de sus ingredientes como la curvatura perfecta del cepillo permiten el volumen y forma que siempre había deseado.
¡Estoy encantada!
Sobre todo porque facilita mucho mi vida. Entre semáforo y semáforo me la aplico en el coche cada mañana y sigo obteniendo el mismo resultado que el primer día.
En definitiva, ni pegotes ni pestañas apelmazadas.
¿Se puede pedir más?