Siempre me impacta la manera en que los seres humanos huimos de nuestras ciudades en periodo de vacaciones. Nos dan igual las penurias que tenemos que soportar para “alejarnos” de dónde estábamos. Haz maletas, cierra casa de origen, emprende viaje, atascos, riesgo, calor, llegada a destino, planifica casa, si hay niños ni te cuento, deshaz maletas, 10 días en la playa, calor, qué caro todo, oiga, señora que ha clavado la sombrilla en mi toalla, niño amoratado por picadura de medusa, vuelta a casa de origen, atascos, calor. Ooooooooooooom…
Creo que salir de vacaciones es más una necesidad de CAMBIO que de disfrute, descanso u ocio. Porque lo cierto es que cuando llegamos a nuestros destinos, más cansados y estresados que antes, por todo lo anteriormente expuesto, nuestra mente que pensaba en descansar, ahora sólo piensa en el estrés de volver.
El CAMBIO da sentido a nuestras vidas en cualquiera de sus facetas y lo buscamos tanto en pequeñas como en grandes dosis en la vida. Sin cambiar no sabemos lo que éramos, ni dónde estábamos, ni qué queríamos. El cambio es una necesidad humana que nos permite apreciar o descartar lo que tenemos, y valorar, en última instancia, si lo queremos mantener.
5 buenas razones para cambiar:
1) Si nos apegamos a lo que tenemos, puede que nos estemos perdiendo algo mucho mejor.
2) Cualquier cambio es para mejor, aunque en ese momento no lo sepamos.
3) No podemos cambiar el mundo pero si podemos cambiar nuestro mundo. Mueve tú la primera ficha, y verás cómo cambia la partida.
4) El futuro no existe, es una sucesión de presentes. Los cambios se hacen aquí y ahora. Posponer un cambio es poner una excusa al tiempo, que es inexorable.
5) Cambiar es abrir una puerta a la experiencia, a la aventura y al disfrute de estar vivos.
https://www.youtube.com/watch?v=OkOGQqwg0Tw
Sólo a través del cambio, somos capaces de traducirnos (a posteriori) y entendernos un poco mejor. Como dicen los orientalistas, lo único permanente es el cambio, así es que “be water, my friend”.