“Ve, ve ahora a besar a un chico. Te garantizo que no se olvidará nunca”.
Mi padre guiándome por la vida circa mis 12 o 13 años, después de compartir un poco de queso de Cabrales.
La halitosis, también conocida cariñosa y amablemente como aliento pestilente que tira ‘patrás’ o tufo de dragón putrefacto, corresponde a un olor desagradable en la boca producido por diversas causas. La más común: las bacterias, aunque en su versión más extrema puede ser síntoma de cáncer de pulmón o de gastritis crónica.
Si no existe enfermedad conocida, toca revisar los hábitos de higiene. Y es que la española, cuando besa, besa en profundidad, y nunca es plato de buen gusto toparse con el recuerdo de la sopita de ajo.
Si se trata de perfumar tu cavidad bucal, hay alimentos que dan mejor aroma que otros. Promueven ‘el desaliento’ más que nuestros queridos políticos, para que te hagas una idea de su magnitud bactericida. Destierra los cánticos chungos de tu ‘poza’ e instala un palco para un coro de angelitos celestiales…
1. Los cítricos, melones, fresas y kiwis contienen vitamina C, que actúa como una aniquiladora de bacterias profesional. Los “frescos” que mejor quedan en tu bóveda palatal.
2. La manzana arrastra las impurezas e impide que se acumule la placa bacteriana. Tómate una verde siempre que no puedas lavarte los dientes después de comer, es como un dentífrico natural, ¡y jugoso!
3. El yogurt es útil en tu lucha contra la halitosis gracias a que disminuye el sulfuro de hidrógeno de tu boca, elimina bacterias y previene de la gingivitis.
4. El agua. Así, tal cual, pelada de marcas, la que sale del grifo. La razón es que arrastra las bacterias que se acumulan después de comer y contribuye –modesta, pero valiosamente-, a su disminución.
5. Alimentos con vitamina B. Se ha demostrado que el déficit de esta vitamina puede ser una de las causas del mal aliento. La contienen alimentos muy saludables como los cereales integrales, los frutos secos, las verduras crucíferas (coles, coliflores) y las de hoja verde, además de la levadura de cerveza. Como beneficio adicional, seguramente observes mejoría en tu piel y uñas, además de en tu estado anímico. La B mola para todo. ‘¡Biba!’
6. Hazte clorófila. No tienes que sacarte un carnet, basta con tomar alimentos con clorofila, como la menta, el eucalipto, la damiana, el mate, el té verde, la zanahoria… La clorofila refresca la boca y proporciona buen olor, no es casualidad que los enjuagues la incluyan entre otros afiliados.
7. Evita en la medida de lo posible el ajo. Como habrás notado más de una vez, es un alimento muy cansino, siempre está dando vueltas a lo mismo, venga repetir y repetir. Y con ese aroma tan penetrante, propio de la alicina y el azufre que de ella deriva. Que ni Mary Vicky Beckham lo detecte en tu hálito, hablando de azufr, digo, de ajo.
8. El chicle. Bueno, no es precisamente un alimento, pero da en el clavo para lo que necesitamos: la producción de saliva. Así es, la sequedad bucal es otra de las razones del mal aliento. Pero ojo, no la combatas con alcohol o café: ambos pueden dar lugar a emanaciones ingratas.
9. La infusión de perejil y clavo de olor es uno de los mejores enjuagues naturales. Hierve ambos condimentos durante 5 minutos y usa el agua para tu aseo, siempre que quieras, a lo largo del día. Serás el perejil de todas las salsas.
10. Para terminar, el postre de esta dieta: cepíllate también la lengua. Arrastrarás las bacterias que se agarran a ella como si no hubiera mañana. Visualízalo, es tu arma contra ese ejército de malas pécoras. Ten la lengua presta, la batalla está ganada.