Vuelve cada año, como los mosquitos, la sandía, las terrazas, o los gritos de “Toñooooo, báñate pero no te mojeeeeees”. No me refiero a la canción del verano, pero es casi tan plomífera e igual de efímera.
Últimamente echaba de menos en el gimnasio las conversaciones sobre chocolate –ese grandísimo enemigo-, lorzas imaginarias, números en la báscula, y trucos para elevar el culo –aunque ahí se llama glúteo-. Han bastado dos días de calor para que aúlle con furia numantina porque vuelvan las quejas sobre la crisis que habían ganado terreno en nuestros corazones de esforzadas españolas, con nuestros recortes por todas partes. Si no nos los imponen ya nos los buscaremos nosotras.
Hazte el favor de darle margen a esa cabeza, anda. Una cosa es quitarte unos kilos siguiendo un programa personalizado por un especialista y otra liarte la manta y seguir el decálogo de lo que NO se debe hacer.
Por ejemplo: bajar demasiado las kcals. No, no, no. Ese cuerpo estupendo que tienes es el fruto de milenios de evolución. Tiene su propia inteligencia y te conviene respetarla porque si no se te rebelará.
Necesitas un mínimo de energía para tus procesos basales. Estas son las kcals. que tu serranísimo usa cada día sencillamente por despertarte, mantener la máquina viva, atemperada y en funcionamiento. Si haces ejercicio, súmale unas cuantas más. Si estás activa durante el día, súmale más. Empiezan a salir unas cuantas… Por eso las dietas excesivamente hipocalóricas no funcionan. Porque generan más ansiedad de la que ya tienes; y además el cuerpo rebota en cuanto vuelves a “comer normal”, de paso que te estropeas el metabolismo por haberlo obligado a vivir en modo ahorro con una miseria. Siempre hay que saber de dónde recortar, siempre. Y por cierto, una dieta sana incluye chocolate.
En los albores de mayo, nos entran los agobios y se apunta todo Cristo al gimnasio. De repente ves un montón de caras desconocidas trotando, azules, por ahí.
Hacer ejercicio y comer sano, con una ligera restricción calórica, es la clave, pero ¡ojo! No se pasa del “tumboning” a ser Miss Spinning en dos días. Adáptate poco a poco y verás resultados pasándotelo bomba, como debe ser.
Lo importante es que des con la actividad que te divierta, porque eso es lo que te va a enganchar más que cualquier otro argumento. Hay mil: bicicleta, correr, andar, nadar, bailar, clases colectivas, boxeo, zumba… Prueba y cambia sin recato, en cuanto encuentres lo que te gusta, pasará de ser un suplicio a un nuevo hábito para toda tu vida. Te lo garantizo.
En invierno todo daba un poco igual porque estábamos en la cueva bajo 7 mantas, pero ay, llegado el momento de enfundarse un tank top… Tranquila. Nadie te va a dar nada por ello. Y menos si pierdes tu simpatía por el camino. Deberíamos alzarnos contra esta tiranía y quemar nuestros dichosos ‘tank tops’. Recuerda que la grasa que se va despacio, vuelve despacio –si lo hace-. No es saludable perder mucho peso en un corto espacio de tiempo. Si no estás “divina” este verano, piensa que sí lo estarás el próximo gracias a tu nuevo estilo de vida. Yel próximo, y el próximo. Y a quien no le guste, ya sabes…