La crisis tiene unas garras poderosas y sus devastadoras consecuencias no son sólo económicas. Los psiquiatras ya nos advierten, la crisis hará que en los próximos años se produzca un aumento de los trastornos mentales.
Las previsiones no son nada alentadoras, según el doctor Salvador Ros, presidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada, ya están aumentando, y lo harán todavía más, los casos de depresión, ansiedad, los trastornos de conducta o las alteraciones del sueño. Pero no culpemos a la crisis de todo, porque no es la única responsable de los males de este siglo, según el doctor “Los trastornos alimentarios continuarán su escalada en una cultura hedonista, con culto al cuerpo”.
También se ha detectado que, aunque no han aumentado las urgencias psiquiátricas, sí lo ha hecho la gravedad de los pacientes que acuden a emergencias. ¿Por qué?, porque la salud va camino de dejar de ser universal “y la crisis económica está provocando un seguimiento no todo lo continuado y frecuente que los pacientes requieren y un acceso más restringido al tratamiento farmacológico adecuado”.
Pero han cambiado más cosas, si bien el riesgo de suicidio consumado siempre ha sido mayor en edades superiores a los 65 años, recientemente se ha producido un segunda edad de riesgo en jóvenes de 20 a 30 años.
Pese a tantos datos preocupantes, ésta será recordada como la crisis de la solidaridad, estoy segura. Ya que quienes tienen que arreglar esto no parecen saber hacerlo, ayudemos a los demás, apoyemos cada uno en la medida de nuestras posibilidades. Si no podemos hacerlo económicamente, hagámoslo moralmente, contribuyamos a que de este maldito bache que tanto está durando, salgamos todos con la cabeza entera, que la desesperación no se apodere de nosotros ni de los que tenemos alrededor. Acompañado y rodeado de nuestra gente, todo es más llevadero.
Malva Rico dice:
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