Decía el siempre genial Oscar Wilde que no hay una segunda oportunidad para una primera impresión. Completamente cierto en la mayoría de los casos. El poder de la imagen y el arreglo personal.
No cabe duda de que la moda y sus tendencias, cambiantes cada seis meses, marcan y definen nuestro estilo, nuestra personalidad e incluso nuestra forma de ser y actuar.
A veces, buscamos la definición de nosotros mismos en la ropa y complementos que usamos, llegando al extremo de comprar aquellas prendas o accesorios que utilizan nuestros ídolos de turno para parecernos o convertirnos en ellos.
Dime qué ropa llevas, cómo la combinas y te diré quién eres…a primera vista.
Afirman que ‘somos lo que comemos’, pues bien, también ‘somos lo que nos ponemos’. Sí, esa ropa que llena tu armario y eliges cada día, seas o no una fashion victim. Muy poca gente sale desnuda a la calle, y es que hay multa por escándalo público por ir sin vestir. Sin embargo, no hay multa para algunas ropas por feas que sean, menos mal. Así podemos ver cómo se viste cada uno y opinar libremente.
Cada paso que damos en la vida, cada decisión que tomamos viene determinada por nuestras costumbres, por nuestro entorno, por nuestra vestimenta, por nuestra alimentación… Con cada gesto, con cada forma de comunicamos con el mundo, incluso con ese chandal que te vas a poner cambiará tu visión de la existencia y por supuesto, también la del resto del mundo que nos observa.
Una comunicación inmediata que se acerca a la idea de Aldea Global del sociólogo canadiense Marshall McLuhan. Y es que… ¡se nos va de las manos!
Que lo sepas, este otoño el chandalismo estará a la orden del día dentro y fuera de casa.
Imágenes: Cultura Chandal.