¿Sabemos lo que nos llevamos a la boca?, a no ser que tengamos huerto, piscifactoría y animales varios en casa para autoabastecernos, es complicado saber todo lo que contienen los alimentos que tenemos en la nevera, primero porque saber interpretar el etiquetado es misión casi imposible, y después porque muchas veces no aparece en esa etiqueta todo lo que contienen. Tiene que llegar la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) con sus estudios, para abrirnos los ojos, lo hizo hace más de un año con la leche y ahora lo ha hecho con las hamburguesas, en un estudio publicado hace unas semanas, revelaba que en dos preparados había ADN de caballo. Y el revuelo fue importante.
En los últimos tiempos el caballo es el protagonista de muchas polémicas, ya sea en forma de champú o de hamburguesa. En defensa de la carne de equino, hay que decir que no es mala, que se vende en la carnicería y que hay gente que compra filetes de caballo como otros compramos de ternera, encima es más barato. Pero claro, si tu compras una hamburguesa de ternera, confías en que no relinche.
Pero aunque el informe se publicó hace un par de semanas, la polémica no se ha cerrado. Porque ahora Eroski, una de las marcas damnificadas y acusada de dar caballo por ternera, dice que han hecho sus propios estudios y que en sus hamburguesas no hay carne de caballo, que su etiquetado refleja “fielmente” las características del producto, y todo esto lo anuncia después de que en cuanto salió la noticia, retiró los productos de sus supermercados. Y la OCU dice que se reafirma en sus resultados ¿Y ahora a quién creemos?
Para evitar que esto suceda y redoblar los controles de los alimentos, los Laboratorios Echevarne, cuentan con una patente internacional que determina la procedencia biológica de alimentos, materias primas o productos manufacturados.
Estos laboratorios realizan análisis clínicos tanto sanitarios como para la industria cosmética, farmacéutica, agroalimantaria…, a particulares o a empresas. Y entre ellos tienen un sistema –Taxonlife®-, que detecta la procedencia biológica del alimento, una patente internacional que podrían utilizar las empresas alimentarias para certificar que lo que nos venden es lo que nos dicen.
Aunque yo creo que lo mejor es dejar de ser tan cómodos y optar por comprar todo lo menos tratato posible y hacerlo en casa que para eso tenemos dos manitas. Le pides al carnicero que te pique, delante de tus ojos, una pieza de carne y con mucho mimo, las preparas en casa. ¿Has dejado de comprar hamburguesas praparadas?, ¿las haces tú?