Particularmente, me da un poquitín por saco el uso de la guerra de sexos para vender complementos. O trapos. O bebida. O lo que sea.
No porque tenga una hoguera de sujetadores ardiendo ahora mismo en mi salón (aunque es una opción a considerar, dado lo caro de la cale eléctrica), sino porque me apetecería dar por superados ciertos clichés, estando, como estamos (creo), a comienzos de 2013.
Como por ejemplo, la idea de la mujer florero, ataviada única y exclusivamente para pescar varones a golpe de vistosidad. Un, dos, tres, responda otra vez: la idea de la mujer florero. Que nos trae de la mano, esta vez, Christian Louboutin.
“Cualquier mujer puede pescar un hombre guapo cuando lleva zapatos hechos por Louboutin“, postula la nota de prensa. Vale, está bien, lógicamente no hay que sacar las cosas de quicio. Todos sabemos (quizá los de Gandía Shore no) que ningún zapato inclina decisivamente la balanza en la frenética carrera por la propagación de los genes. Pero, ¿de verdad era necesario dirigir la campaña a lo más bajuno y primitivo de nuestros instintos?
Que sí, que os lo aseguro. Que sé que la lucha no está en estas boberías. Pero ¿es necesario que un zapatero nos tome por pazguatas?
El fotógrafo Peter Lipmann ha sido el encargado de crear y disparar la colección, inspirada en la “pesca de hombres”. Una cosa como de “que vienen las suecas” pero a la inversa. Como de abuela que te sugiere que hagas el favor, que te vistas así o asá, que si no “no vas a pescar novio”. Esto no es modernidad, es caspa de toda la vida. Y la verdad, lástima de subtexto, porque las fotos son bonitas. Y lástima envolver arte y moda con tópicos de hace 70 años. Porque la moda es o debería ser, sinónimo de liberación. Señor Louboutin, sus complementos están fuera de juicio (para quien le gusten). Su campaña… para la próxima, dele otra vuelta. Haga el favor.