Me gusta la sensación de llegar estresada y a la carrera a un sitio, traspasar el umbral y que la tranquilidad que se respira en el ambiente se meta por tus venas. Eso me pasó cuando entré en el Templo del Masaje, un pequeño espacio en el centro de Madrid donde el nombre sí es lo que parece: masajes y tratamientos de todos los tipos son los protagonistas. Un lugar donde la carta de protocolos es casi interminable: técnicas occidentales, otras más ancestrales como ayurveda o el shiatsu, tratamientos faciales y corporales, sin olvidar manicuras, pedicuras, depilación o maquillaje.
El centro original es el que está en el Barrio del Pilar de Madrid, pero Sandra, que trabajaba allí y creía en el concepto, se decidió a emprender y abrió un segundo Templo del Masaje, a modo de franquicia, dirigido por ella pero con el apoyo –tan necesario cuando emprendes algo- de las hermanas Marina y Maribel Corpa y Marina Assir, que en 2005 fundaron este santuario del masaje con el objetivo de acercar el mundo de la belleza y el bienestar a todo el mundo, conseguir que todo el mundo pueda dedicarse un rato a sí mismo.
Yo pude probar en mi piel dos protocolos: un peeling corporal con hidratación y aceites ayurvédicos y un tratamiento facial. La experiencia, muy recomendable.
Para los tratamientos faciales y corporales trabajan con los productos de la firma catalana Lamdors, una marca fundada hace más de 30 años, que fabrica cosmecéuticos 100% libres de perfumes y colorantes, bajos en conservantes, envasados técnicamente y con muy altas concentraciones de activos, formulados para alcanzar la máxima penetración en la piel. Unos cosméticos que no puede utilizar ninguna esteticista sin haber recibido una cualificación que imparten en sus centros de formación. Hasta 70 tratamientos que las formadas esteticistas pueden combinar para atender a las necesidades de cada piel y aparatología para realizar los protocolos. Productos estéticos con base científica y una eficacia que parte de un sistema de tratamiento basado en el análisis, el diagnóstico y la prescripción.
El primero de los tratamientos que tenían preparado para mí era una exfoliación corporal hidratante y con aceites ayurvédicos –de la marca Aloha Natura– que te relajan el cuerpo y la mente y son un verdadero deleite para el olfato. Un masaje por todo el cuerpo a cuatro manos, bueno, para ser más exacta, a cuatro antebrazos. Primero con los aceites, después con el exfoliante y para acabar retiran los restos de la exfoliación con agua caliente. Un protocolo placentero con el que la piel queda realmente suave.
Después un tratamiento facial equilibrante, con peeling y mascarilla pero con productos indicados para mi tipo de piel, un punto a su favor porque muchos tratamientos faciales de los que probamos, no hacen distinción dependiendo el tipo de piel que tengas, y el resultado no siempre es satisfactorio –algunas veces mi pobre piel grasa sale como si la hubiera restregado con aceite-. Aquí, mientras dos manos aplicaban los productos sobre mi rostro, otras dos me daban un masaje en los pies. Muy recomendable.
Otros de sus puntos fuertes, además de la larguísima carta de tratamientos, es el horario, los dos centros están abiertos de lunes a domingo de 10.00h a 22.00h. Además, tienen carnets, que no caducan nunca, para poder ahorrarte dinero.
El Templo del Masaje tiene dos centros en Madrid, en la calle Ferraz 26 (Tel.: 91 541 41 93) y Avenida de Betanzos 75 (Tel.: 91 373 31 93). También puedes consultar todos los tratamientos y descuentos en su web (www.templodelmasaje.com).
Precio peeling corporal + hidratación: 55 euros.
Precio Face Equilibrant: 25 euros.