La creación de hábitos de higiene debe darse en la infancia y continuar toda la vida. Aquello del ‘más vale prevenir que curar’ es uno de esos axiomas populares tan ciertos como que el sol sale por el este.
Las visitas al dentista son, proverbialmente, de las peores de todas las consultas médicas que debemos realizar con cierta periodicidad. Tienen peor prensa que otra cosa, hay que reconocer que los métodos se han modernizado mucho; pero lo cierto es que el sillón sigue resultando amenazante, el torno sigue sonando a promesa de tortura china y es imposible sacarse de la nariz el olor a flúor que se percibe desde la sala de espera.
Por muy cools que sean ahora las consultas y mucho menos dolorosos los tratamientos, asumámoslo, ir al dentista no es lo más apetecible del mundo.
Para evitar a tus hijos trances desagradables y que las visitas sean de simple rutina y felicitación por el trabajo bien hecho en casa, ten en cuenta los siguientes consejos de la ortodoncista Cristina Viyuela (www.cristinaviyuela.com)
¿Sabías que el 90% de las caries que tendrá el niño en su vida se producirán entre los 6 y los 16 años? Se debe a que los dientes permanentes recién salidos son muy vulnerables a la caries. Y contra ésta hay un remedio sencillo: la higiene.
1. Un poco de pasta basta:
-Para niños menores de 6 años, la pasta adecuada debería tener una concentración de ion flúor entre 400 y 500 ppm. La cantidad aproximada no debe ser superior a un grano de arroz.
-Para niños mayores de 6 años, la concentración recomendable es de 1000 ppm. La cantidad aproximada será del tamaño de medio guisante.
Lo recomendable es que se lave los dientes después de todas las comidas –puedes prepararle un pequeño kit dental para el colegio-, pero el imprescindible es el de de la noche.
Los especialistas recomiendan que al menos este cepillado lo realice un adulto hasta los 8 años del niño. A partir de esta edad, se le puede enseñar la técnica adecuada para que se los cepille él sólo: la mejor inversión en salud dental que le podemos dar a nuestros hijos.
La seda dental se puede incorporar cuando los espacios entre los molares empiecen a cerrarse.
2. Enjuagues diarios con colutorios con flúor.
-A partir de la erupción de la primera muela de los 6 años (fluoruro sódico al 0,05%)
-El enjuague se puede realizar tras el cepillado de la noche, enjuagándose durante 1 minuto. Después es recomendable que no coma ni beba nada.
3. Revisiones. Se recomienda una visita al odontopediatra cada 6 meses y una primera revisión con el ortodoncista a los 7 años.
4. Con un poco de azúcar en la píldora que os dan.
Lo lógico: es conveniente que reduzcan el consumo de golosinas, bollos, bebidas azucaradas… Y si lo comen, que lo disfruten, pero procura que se laven los dientes después.