Imagen de una de las piscinas del Gran Hotel Bahía del Duque

Una de las muchas piscinas del hotel

A veces entre tanta carrera, presentaciones hasta tarde y horas interminables ante el ordenador, hay recompensas que se convierten en un verdadero regalo para los sentidos. El viernes pasado dejé atrás la lluvia sin tregua que caía sobre Madrid y cogí un avión a Tenerife para pasar el fin de semana, junto con otr@s periodistas de belleza, en el Gran Hotel Bahía del Duque donde la firma francesa L’Occitane ha decidido instalar su primer Spa en España, no me extraña.

El recibimiento de la isla, con sus 26 grados de temperatura, fue el primer regalo. La vista del mar, el siguiente. No sé a vosotr@, pero para mí el mar tiene un efecto balsámico y relajante, simplemente contemplar su inmensidad, acaba con toda mi tensión acumulada. “Esto empieza muy bien”, pensé para mí. Recorrer el hotel, un verdadero remanso de paz donde todo el mundo es realmente encantador, hizo el resto.

Imagen de la recepción del Spa Gran Hotel Bahía del Duque

La recepción del Spa

También hubo tiempo para un baño en el mar, un agua salada, a una temperatura fantástica por cierto, con propiedades tan extraordinarias que es elegida por las ballenas para reproducirse. Nos contaron en el hotel que es fácil ver cetáceos cerca de la playa, que llegan hasta allí para procrear. Aunque la desconexión total vendría después, llegó el momento de conocer el Spa de L’Occitane y probar el primero de los dos tratamientos que nos tenían preparados: el masaje corporal de Aromacología Relajante.

Imagen de la piscina de talasoterapia del spa

El Spa por dentro y la piscina de talasoterapia

El Spa del hotel –donde nada más entrar te transportas a la Provenza a través del olfato- está diseñado para disfrutar del clima canario. Con espacios interiores, pero muchos exteriores, al aire libre: zonas de relax rodeadas de palmeras, piscina de talasoterapia, cabañas para tratamientos y terrazas privadas con piscinas de agua salada y cascadas para disfrutar del relax con mayor privacidad. Por supuesto, saunas, ducha de sensaciones, salas de tratamiento, salón de belleza y peluquería, gimnasio, e incluso suites privadas de uso individual o por parejas para disfrutar de los tratamientos con total intimidad.

Después de un rato de tranquilidad en el spa, entre saunas y chorros, me dirigí al tratamiento. Quien conozca la firma, sabrá que sus aromas y sus texturas son sus señas de identidad y lo que enamora a quienes la utilizan, y en el masaje se aprecian en toda su magnitud. Los protocolos han sido diseñados conjuntamente entre el hotel y la marca francesa respetando la autenticidad, optando siempre por tratamientos realizados manualmente antes que con máquinas y decantándose por las técnicas tradicionales de masaje antes que por las tecnologías.

Imagen de la cabina de tratamiento

La cabina del tratamiento

Allí me esperaba Pilar, encantadora y con unas manos mágicas, que comenzó el tratamiento como los comienzan todos, con un “Ritual de Bienvenida”, un baño refrescante en los pies realizado con los cubos de azúcar aromacológicos efervescentes de L’Occitane. Comienza el viaje olfativo con una fragancia de lavanda. Después se suceden los effleurages suecos y puntos de presión específicos que estimulan la circulación y reducen las tensiones y el estrés. Un masaje extraordinario desde la punta de los pies hasta la cabeza, realizado con aceites esenciales de la gama Aromacología –lavanda, árbol de té y geranio- que verdaderamente te transporta. Uno de los mejores masajes que me han dado en mi vida y que proporciona una relajación profunda.

Continuará…