Es curioso, pero lo cierto es que me estaba saliendo arrancar este post con un inicio dramático y populachero en plan “si sufres en silencio los pelos enquistados”…
Y es que este antiestético y molesto problemilla transita, para quien lo padece, por la línea narrativa del calvario. Lo digo yo misma como sufrida portavoz de mí misma.
La explicación es sencilla: el pelo se debilita con las sucesivas depilaciones y no tiene la fuerza suficiente para atravesar la piel, ergo ¡pof!, se enquista. Extraerlo luego con unas pinzas tiene algo primate, como de autodespioje, por no hablar de las que se lían a la faena en la playa o en el gym. ¿A que habéis visto alguna vez a vuestras semejantes en esta tesitura?
Alguna de mis amigas lo ha resuelto por la vía del láser. Las que seguimos tirando de cualquier otro sistema de depilación no definitivo, podemos actuar a posteriori antes de entregarnos con furor a la pinza –eso sí, y por favor, en privado–
(MALIN+GOETZ) acaba de lanzar una crema específica para combatir el enquistamiento. La crema es unisex y también vale para rostro o cuerpo. Incluye alantoína y camomila para calmar la irritación de la piel, ácido glicólico y salicílico para exfoliar y vitamina B5 para promover la renovación celular. Se absorbe rápidamente y no deja residuos grasos, con lo que te puedes vestir en el acto.
Precio: 39 euros.
Otra alternativa similar al efecto de esta crema, consiste en exfoliar a fondo la piel y aplicar una crema muy grasa dos veces al día. Por ejemplo, la Nivea de lata azul, que además es baratísima, o cualquier otra crema muy untuosa que tengas a mano.
Ya verás cómo cambia paulatinamente el comportamiento de esos pelillos cobardes.