¿Sabías que… el 35% de las marcas tiene su propio olor corporativo?
Los resortes del cerebro humano son fascinantes, y el estudio de aquello a lo que somos susceptibles al estímulo, más aún.
El ‘neuromarketing ’ es un término de acuño reciente (poco más de diez años de vida) que consiste en el estudio y la aplicación de técnicas del ámbito de la neurociencia a la publicidad e imagen de una marca. Parámetros como el olor, la influencia del color o de la música se emplean para potenciarla con objeto de que sea ‘multisensorial’ y logre desmarcarse en los competitivos lineales donde se entremezclan todas. La clave: la generación de emociones en el consumidor. Pulsar las teclas de percepción irresistiblemente atractivas para que nos encaprichemos con el producto –o para que, al menos, lo tengamos en cuenta-
¿Demasiado personal todo como para poder establecer una generalidad que convenza, por agradable que sea? Yo diría que sí. Pero en el tema de los olores, por ejemplo, se ha investigado lo suficiente como para que el 35% de las marcas tengan ya su propio olor corporativo, y sepan qué ‘odotipo’ es más sugerente para el público masculino, femenino, joven, clásico, sofisticado…
Todos identificamos a la perfección colores como el ‘rojo Coca-Cola’ o el ‘azul Tiffany´s’, tonos que nos conducen a pensar en la marca en cuanto los reconocemos fuera de su contexto. Y también es un hecho que sentimos atracción por un olor que nos gusta y que la tendencia es acercarnos un poquito más a aquello que se nos ha metido entre fosa y fosa.
¿A qué olerán Armand Basi, Lacoste o Giorgio Armani? Yo, la verdad, no lo sé, pero de ahora en adelante voy a poner mi instinto sabueso en acción cuando visite un centro comercial.