Hoy se celebra el Día Mundial de la Malaria, una de las enfermedades infecciosas más peligrosas que existen.
La malaria acaba con la vida de un millón de personas al año, la mayoría niños menores de cinco años y mujeres embarazadas. De hecho, esta enfermedad constituye la primera causa de mortalidad infantil en el mundo, puesto que un niño fallece cada 30 segundos por esta causa. En torno al 90% de los casos de malaria aguda se producen en África subsahariana.
Las dimensiones del problema se ven incrementadas por el hecho de que más del 40% de la población mundial corre el riesgo de contraer malaria. Ahora además está la gripe del cerdo, la tuberculosis y el sida. Por eso, la malaria es una de las enfermedades prioritarias para la Organización Mundial de la Salud. Cuando los problemas crecen hay que buscar soluciones.
“Hay que concienciar a la población de que esta enfermedad es prevenible y se puede curar. Si no se trata, puede llevar a un estado de coma y, posteriormente, a la muerte” dicen los laboratorios GlaxoSmithKline (GSK) que investigan para descubrir medicamentos y vacunas para luchar contra las enfermedades más prevalentes en los países en desarrollo.
El problema del tratamiento de la malaria es que está aumentando la resistencia a los fármacos que se emplean habitualmente y resulta esencial contar con nuevas alternativas terapéuticas para vencer esa resistencia. La actuación de GSK contra la malaria no se limita al descubrimiento de una vacuna y nuevos tratamientos (incluidos medicamentos más cómodos y eficaces para los viajeros como Malarone®). La compañía desarrolla diversos programas educativos y de fomento de la prevención de la malaria.