Las noticias van apareciendo con frecuencia en la prensa, una actriz que le planta cara al Photoshop, un país que prohíbe un anuncio porque se les ha ido la mano, o quien va más allá y directamente pone freno a las modelos demasiado delgadas. ¿Estaremos cambiando de una vez esta sociedad, se impondrán por fin las mujeres reales?
Cate Blanchett a sus 42 años, acaba de aparecer, al natural, con sus arrugas y sus ojeras, pero estupenda, en el suplemento de estilo y cultura de The Economisty. Pero no porque le hayan robado una foto sin maquillar, sino porque ella lo ha decidido así, como una declaración de intenciones, reivindicando la belleza real sin necesidad de retoques digitales. Según ha declarado el editor del suplemento Tim de Lisle, ‘parece lo que es, una mujer de 42 años que pasa las mañanas encerrada en una oficina, las tardes subida a un escenario y el resto del tiempo cuidando de sus tres hijos’.
No hace mucho, Inglaterra prohibió el anuncio de una crema antiarrugas de L’Oréal en el que Rachel Weisz aparecía más que retocada. El organismo regulador de la publicidad en el Reino Unido decidió prohibir ese anuncio porque ‘exageraba engañosamente’ el efecto del producto. Algo parecido pasó el año anterior, este organismo también vetó sendos anuncios de L’Oréal con Julia Roberts y la modelo Christy Turlington como protagonistas. En Estados Unidos, en octubre del año pasado, se puso en marcha una campaña para promover una ‘Ley de Autoestima’ que regularía el retoque digital de los modelos y actores y obligaría a los anunciantes y revistas a indicar si las fotografías han sido tratadas digitalmente.
Un paso más allá ha ido Israel, que se ha convertido en el primer país que prohíbe la publicidad con modelos muy delgadas. En España, se dió un paso importante en la moda y se fijó una masa corporal mínima en las pasarelas. Pero el tema de las modelos daría para hablar largo y tendido, cada poco tiempo salta la polémica porque determinado diseñador ha decidido subir a su desfile a una modelo preocupantemente delgada.
Pero a pesar de estos puntos de luz en medio de la oscuridad, queda mucho camino por hacer, porque aunque nunca las mujeres fuimos tan libres, nunca hemos tenido tan poca libertad para elegir nuestra imagen. Con la ayuda de la cosmética, la medicina, o la cirugía estética debemos re-construirnos para convertirnos al estereotipo de mujer. Cuantas veces no habré escuchado la frase ‘Ay, el otro día vi a Menganita por la calle, qué decepción, pues no es gran cosa, y tiene la piel fatal, pierde mucho al natural’. Pero lo normal es que a los rostros famosos no los veamos por la calle, recién salidos de su casa y con la ojera hasta el suelo, solemos verlos en las portadas de las revistas o en la televisión con capas y capas de maquillaje o retocados a veces hasta el extremo por las varitas mágicas de la informática.
Esto hace que el modelo de mujer se convierta en algo absolutamente artificial, en algo inalcanzable –o alcanzable, pero a qué precio- para la mayoría de mujeres que tienen que ser madres, trabajadoras incansables, amigas y esposas de papel couché. Y ya no hablemos de adolescentes absolutamente vulnerables, en proceso de cambio y a las que, estos estereotipos de mujer, crean verdaderos problemas de autoestima. Generaciones y generaciones de mujeres que ponen sus ojos en vallas publicitarias, anuncios en televisión, páginas y páginas de revistas, que se convierten en una galería inagotable de cuerpos perfectos y rostros impecables.
La magnitud del problema es para preocuparse, preparando este post, me pasó Beatriz una entrevista publicada en La Vanguardia al psiquiatra Augusto Cury, autor del libro La dictadura de la belleza y la revolución de las mujeres. Una dictadura de la belleza silenciosa porque no somos conscientes de ella, pero que para Cury está en todas partes, por la calle, en las tiendas, y ya no digamos en los medios de comunicación.
Porque como bien explica el psiquiatra, diez cuerpos de mujer, diez top models son el espejo de 3.000 millones de mujeres. La consecuencia de esto es que según una encuesta que cita Augusto Cury en la entrevista, sólo un 3% de las mujeres del mundo- que en números son 600 millones– se siente a gusto con su cuerpo, ¿triste, no?, lo que desemboca en todo tipo de problemas psíquicos y de salud.
Frente a este panorama desolador de belleza perfecta pero irreal, parece que se abre camino una tendencia en la que prevalecen las mujeres reales –y digo mujeres reales, no mujeres con curvas, las mujeres reales tienen curvas, pero también están delgadas, o son más altas, más bajas, lo único que debería presidir el modelo de mujer es la salud-: marcas cosméticas que realizan casting para encontrar sus mujeres reales, la revista Mía continúa buscando mujeres como tú, portadas de revistas con caras conocidas –como la de Cate Blanchett– al natural, actrices que lideran ligas anti-botox y cirugía… Pero yo me pregunto, ¿hasta qué punto estas mujeres son reales?, ¿es un espejismo o verdaderamente algo se está moviendo?, ¿conseguiremos que las nuevas generaciones de mujeres se quieran y se gusten como son? ¡Cambiemos el rumbo Bellezas Puras! Acabemos con la mentalidad de esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, porque como dice el psiquiatra, ‘La belleza no son diez mujeres. La belleza está por todas partes, la belleza está en todas las mujeres, se trata de limpiar la mirada, de adiestrarla para verla’, él promueve la revolución de las mujeres.