Adiós al puedo prometer y prometo, la magia de los números mide la eficacia real de los cosméticos y nos pone sobre la pista de su contenido exacto, acciones que realiza y porcentajes de eficacia que resultan del tiempo de aplicación de cada fórmula (generalmente cada 12 horas durante un mes). Sus resultados valoran todos los efectos conseguidos mediante una mejora cifrada de diferentes aspectos de la piel o el cabello. Factores como hidratación, suavidad, firmeza, elasticidad, resistencia a la rotura o nivel de satisfacción. Cierto que la belleza no es una ciencia exacta, sin embargo, la cosmetología es una ciencia multidisciplinar donde todo está perfectamente contabilizado y medido, empezando por los ingredientes siempre indicados de mayor a menor en algún punto del envase. Al final siempre aparecen en algún punto del envase, aunque haya que mirarlos con lupa, pero ahí están por impositivo legal. Por eso, la fórmula cada vez es menos secreta porque lo exigen otras medidas: sanitarias y de seguridad que garantizan al consumidor comprobar que la fórmula no contiene algún componente al que seamos alérgicos, independientemente de su procedencia: química o natural. Las alergias son tan libres como los radicales ídem que interactúan en cadena para restar propiedades a la piel y conducirnos a un fotoenvejecimiento prematuro propiciado por los rayos UVA, UVB y ahora también los IR que representa el índice de radiacción infrarroja como demuestra la gama de solares de Be + que incluye la tecnología de los laboratorios Cinfa.
Por ejemplo: La solución barrera frente al daño solar consiste en aplicar un fotoprotector con filtro solar numerado con índices que van del SPF 15 al SPF 50+ según sea invierno o verano. Pero además de este escudo permanente frente al sol, de cara a las últimos lanzamientos las cremas de tratamiento para uso diario, mañana y noche, con mentalidad antiarrugas responden a un código anunciado en forma de contraseña o un enigmático nombre con cifras y letras.
¿Habías observado la cadencia numérica en cosmética? Se admiten ejemplos.
Los perfumes son los únicos que se salvan de revelar su fórmula secreta pero no de llevar un número de la suerte que se aleja de la ciencia para entrar en el misterioso mundo de los enigmas de la Cábala, la numerología o el tarot, como es el caso de la colección de fragancias de D&G que continua relacionando la numerología con el tarot y el potencial de sus arcanos, su última tirada lanzó al ruedo al número 11 representado por La Force. “Todos tenemos muchas facetas diferentes en nuestra personalidad: este es el Universo D&G, afirman Domenico Dolce y Stefano Gabbana.
Los caprichos del cálculo en el caso de las fragancias suelen ser aleatorios, así mademoiselle Chanel eligió la muestra nº 5 que le trajo etiquetada el laboratorio porque era la que más le gustaba y así mismo llamó a su primer y mítico perfume, el famoso nº 5 de Chanel. En 1970 nacía el 19, que hace referencia al 19 de agosto su fecha de nacimiento y que ahora se reactualiza con un interesante acento empolvado. También se renueva otra esencia con número, esta vez de 4 cifras y esconde el secreto del Agua de Colonia: 4711. En realidad, Aqua Mirabilis, la fórmula perfumada que un monje cartujo español regala a Wilhelm Mülhens por su boda en 1792. Ese olor, estimulante y relajante, le pareció tan especial al novio, que fundó una compañía para producirla, la fábrica estaba en el número 4711 de Glockengasse de Colonia.
Un cógido oculto puede sugerir, analizar al detalle o descubrir una solución. Sólo hay que descifrar el enigma y abrir la puerta al sueño de la belleza de la piel. Desde el laboratorio surge una complicada ecuación de alquimia que incluye nuevos complejos exclusivos de tecnología punta y patentada. La literatura cosmética mira al futuro con nombres encriptados por la magia de una fórmula matemática con raíz sideral. Historias con titulares de ficción que interpretan la realidad de unos resultados con solución incorporada, cifras que nada tienen que ver con el azar. Los números indican con exactitud la eficacia o el número de acciones beneficiosas en que revierten cada uno de los ingredientes de la fórmula. Sumar acciones para restar años o mejorar el aspecto cosmético de la piel y el cabello.
Medir resultados y saber qué hace una crema y cuánto tarda en desarrollar su promesa como apunta la tabla medidora de arrugas que la firma Garnier ha incorporado a su nueva crema Ultra Lift con SPF 15. Este cartoncito medidor ya se había visto en las pastas dentífricas con efecto blanqueador, ahora también se puede seguir de cerca la evolución de las arrugas a medida que vamos aplicando el cosmético antiarrugas y ver como los pliegues van mejorando día a día. Hemos llegado a la eficacia medible en casa, pero los test de prueba in vivo e in vitro siguen siendo una constante antes de lanzar cualquier producto al mercado. En cosmética la tolerancia siempre es más importante que la eficacia. Los productos tildados con un 0% son la prueba de fórmulas sin conservantes, colorantes, ni parabenos. La ley del menos es más no siempre funciona. Hay más investigadores desarrollando fórmulas que ofrezcan más y mejores resultados, y también beneficios específicos para combatir uno por uno los 7 signos de la edad o los 10 factores que más nos envejecen. Aunque otros científicos pueden detallar y catalogar hasta 21 signos que nos alejan de la juventud de la piel.
La política de comunicación de una fórmula cosmética sustituye y despeja cada factor de la ecuación, alternando sumandos clave: un complejo exclusivo y una molécula patentada o directamente una serie numérica digna de cualquier personaje de La Guerra de las Galaxias (R2-D2). A la famosa serie de tratamientos antiarrugas Capture XP R60/80 de Dior le siguen nuevos estrenos de temporada como la nueva Visionnaire LR 24 12 4% de Lancôme o la Regenessence R3 de Giorgio Armani. La tendencia de los nombres cifrados crece en progresión geométrica, mezclando terminología propia de la ciencia ficción con los últimos descubrimientos de la tecnología y la química.