Más de una vez me he regocijado en público de haber tenido niño y no niña para no tener que soportar Barbies, princesas, pequeños ponies, lazos, encajes y demás atrezzos que definen el universo de las niñas porque sí.
De todos modos, reconozco que es una impresión bipolar. Anda que no me lo he pasado bien descubriendo a mi sobrina de 7 años los misterios de mi nutrido estuche de maquillaje, las instrucciones de uso de cada ungüento y la infinita variedad de colorinchis en los que se fabrican las lacas de uñas. Todo para terminar las dos hechas unos cuadritos impresionistas con estallidos de color en los lugares más insospechados.
Guarda todo lo que le doy como un tesoro y su madre asegura que se parece más a mí que a ella. De momento es la única heredera de mi imperio, armario incluido, y es una niña pizpireta y coquetona, pero nada cursi.
En cuanto se cansa del espejo pasa a otras actividades más cafres con una naturalidad pasmosa. Va a clase de ballet y viviría en tutú, pero también juega al fútbol con su hermano, trepa a los árboles del Retiro y es una voraz lectora.
A ella le encantaría conocer Princeland, un spa educacional para niñas de 4 a 12 años enfocado a la diversión y la creación de hábitos de higiene.
Adapta la filosofía del spa (cuidados, relajación, evasión) a lo que le apetece a una cría: pasárselo lo mejor posible.
Para ello, en este spa realizan diversas actividades de belleza, como manicuras y pedicuras, maquillaje facial, peluquería, desfiles de modelos… Frívolo a tope pero con un subtexto valioso: el de cuidar de su higiene personal.
También funciona como lugar de celebración de cumpleaños, en los que la parte educativa del centro brilla en los menús saludables a base de fruta y macronutrientes equilibrados. Cuanto antes aprendan a decir no a las grasas saturadas, mejor.
El primer Princeland está en Sevilla, pero la fórmula está teniendo tanto éxito que es probable que se extienda pronto a otras ciudades españolas y europeas. Será entonces cuando secuestre a mi sobrina A. para que saque a la princesa que lleva fuera… porque la mujercita inteligente que es ya la lleva dentro.