El otro día sentados en una terraza pedimos unas cervezas, hacía bastante calor y apetecía. Casualmente coincidió que nos acompañaba un amigo pintor y nos hizo un comentario curioso. Él cuando pintaba desnudos, antes de empezar sacaba cerveza a los que iban a posar para que bebieran mientras charlaban. Pensamos que lo hacía por cortesía, un detalle para relajarlos y en efecto ese era el objetivo en el caso de los modelos masculinos, la cerveza disminuye la erección, para cada persona la dosis es diferente, pero cuando se empieza a trabar la lengua suele indicar que hemos llegado a nuestro límite.


Estuve pensando en ello y me puse a indagar un poco sobre el tema. El alcohol siempre se ha considerado como un poderoso estimulante o excitante sexual, pero en los trabajos de investigación llevados a cabo se ha constatado que, tanto en hombres como en mujeres, produce efectos negativos sobre las señales fisiológicas de excitación sexual.
En el hombre, dosis incluso inferiores a las que se establecen como limite legal, dificultan la erección, además de debilitar la eficacia masturbatoria y disminuir el goce y la intensidad del orgasmo. En las mujeres, incluso ingerido con moderación, también dificulta la respuesta orgásmica.  Como ya señalaba Shakespeare “provoca el deseo pero frustra la ejecución”.


El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, disminuyendo el funcionamiento de ciertos niveles superiores del cerebro y dando mayor autonomía a centros más “primitivos” entre ellos los implicados en las respuestas emocionales. Al disminuir el “filtro” o mecanismo controlador,las emociones se amplifican. La consecuencia de todo ésto es que el alcohol puede alterar los comportamientos convencionales y hacer que la persona esté más relajada al permitirle perder el control sobre algunas de sus emociones y desinhibir conductas que ha aprendido a controlar en situaciones sociales. De esta forma puede facilitar la aparición del impulso sexual.
Pero, siempre suele haber uno, también inhibe partes del cerebro implicadas en la respuesta de erección, dificultando que ésta pueda llevarse a cabo y en consecuencia dificultando la penetración y el coito. En el caso de las mujeres el alcohol parece actuar como un activador psicológico y un inhibidor físico. También habría que tener en cuenta otros problemas adicionales, sobre todo si las alteraciones son contínuas, como una posible disminución de la autoestima, depresión, estrés, ansiedad y a nivel fisiológico trastornos endocrinos, vasculares o neurológicos.


Como para casi todo en esta vida, hay soluciones. Lo primero es eliminar o disminuir la fuente del problema, en este caso el alcohol y cualquier otra sustancia que pueda afectar, medicamentos, drogas etc. y podemos potenciar mediante sencillos ejercicios nuestro suelo pélvico, hay unos ejercicios muy fáciles que podemos hacer a lo largo del día, se conocen como de Kegel,consisten en contraer y relajar los músculos de la pelvis que se usan para controlar e interrumpir la salida de orina. Tonifican los músculos, aumentan el riego sanguíneo y son la mejor manera de recuperar la fuerza.
La alimentación también es básica, tenemos el Ginseng una planta cuyas sustancias estimulantes producen en el organismo los mismos efectos que la testosterona, hormona necesaria para incentivar el deseo sexual y conseguir una mejor erección del pene. También es interesante el Gingko Biloba, un árbol de origen chino, de vida milenaria, único en su especie y conocido en el mundo por sus propiedades y beneficios sobre la circulación de la sangre. El Gingko Biloba permite que la sangre fluya libremente beneficiando y potenciando la erección. Este suplemento natural catalogado como afrodisíaco en muchas ocasiones puede consumirse en cápsulas de la misma forma que el ginseng.


La vitamina B3 también es un buen potenciador que se encuentra presente en alimentos como carnes magras, hígado, legumbres, frutos secos, levadura de cerveza, leche y huevos. Y son conocidos los efectos beneficiosos de algunos alimentos para aumentar la libido y la erección del pene, entre ellos destacan la miel, el polen y la jalea real, estos alimentos aumentan la testosterona y mejoran la potencia sexual.