Lo mejor que tiene la moda es su poder de hacerte viajar en el tiempo una temporada y transportarte, así de sopetón, a ese ambiente cargado de símbolos concretos donde quieres estar –justo porque es de lo que careces entonces-
Así, y mientras hoy no se ve un atisbo de nuestro insondable cielo madrileño, taponado por una masa de nubes grises, me he sumergido de lleno en la primavera-verano 2012 de Chanel: moda, accesorios y maquillaje.
Sumergirse es exactamente el verbo correcto. Me han llamado mucho la atención unas preciosas piezas que remiten directamente al fondo marino, como el fantasioso bolso concha forrado de perlas, los zapatos con tacón de coral o el colorido nacarado y subacuático que marca la pauta. No os perdáis el vídeo con el desfile que abre el post porque es, como siempre, un show fantástico y tremendamente visual.
Los vestidos de noche se declinan en un estilo vaporoso y decadente, un poco años 20.
La joyería estaba presentada en un bonito espacio forrado de espejos facetados que imitaba la tienda de la Rive Gauche en la que se sentaba Chanel a observar atentamente a sus clientes. Me hubiera gustado fotografiar esto, pero el juego de luces lo hacía imposible.
En cuanto al colorido, no puede ser más femenino y coqueto. Muy niña buena que goza de excelente salud. La gama comprende preciosos tonos cálidos del rosa al naranja en matices muy alegres, un poco pastel.
Las novedades en cuando a producto son un iluminador en tonos rosa neón que da ese aspecto de “bonne mine” y una barra de labios hidratante de tratamiento, sin color.
Una temporada que sugiere el estío en su mejor semántica: fiesta eterna, alegría, ejercicio al aire libre, vacaciones… Ya sólo falta que nos instalen un Delorean del tiempo en las presentaciones para trasladarnos a perpetuidad a la temporada elegida. Todo se andará.