Yo siempre digo que prefiero los masajes sobre las máquinas o las sesiones de aparatología y las microcorrientes, pero claro no me refiero a una sesión de tortazos en plan paliza. De acuerdo que corregir la flacidez no es fácil, se hace necesario masajear los productos con un poquito de gracia, pero nunca con desgracia ni dolor.
Para mí el placer en la aplicación más que un plus es casi una obligación. Por eso mismo no me gustan las cremas que no tienen un aroma agradable, aunque sean muy eficaces al final acabas por no aplicarlas porque convivir con un perfume que no gusta durante todo el día es complicado.
Y no es sólo porque no me entre por la nariz es que se ha demostrado que la aromaterapia y el gran sentido del olfato resultan una vía eficaz para adelgazar como se demostró científicamente con el aroma de pomelo o como demuestra ahora la firma Clarins con el tomillo y el limón, capaces de estimular la producción de la proteína Emilin 1, responsable de mantener la calidad de las fibras de colágeno y elastina.
¡Firmes sí, pero con más gloria que pena! Si asociamos un tacto suave y ascendente con las texturas de Lift – Fermeté en dos aplicaciones bien masajeadas pero sin llegar a estrujar el músculo; disfrutaremos de una piel firme, lisa y tonificada con el máximo confort y sin tener que someternos a ningún tipo de tortura china. Basta con automasaje corporal después de la ducha.
Existe en dos texturas, en crema para las pieles más secas y en leche fluida para las personas que prefieran texturas más ligeras. Para todas las edades.
Lift-Fermeté, Créme riche régénérante. Precio: 50,00 euros.
Lift-Fermeté, Lait fondant régénérant. Precio: 50,00 euros.