Este es un tema que estoy convencido que a la gran mayoría de las personas se le ha pasado alguna vez por la cabeza. Bien porque alguien cercano lo ha necesitado, o por alguna información que hemos visto o simplemente porque a veces en una conversación ha surgido.
La donación de órganos es el mayor acto de bondad que puede darse entre los seres humanos, pero yo creo que por un miedo a lo intangible, a perder el control sobre uno mismo, a un montón de ideas que te rondan por la cabeza y probablemente a que las campañas que se han hecho no han tenido el tirón de otras, no somos lo suficientemente valientes como para optar por la opción de ser donantes.
Según el director de la Organización Nacional de Trasplantes en los últimos 20 años 70.000 personas han salvado o mejorado su vida gracias a estas donaciones. Las donaciones en vida aumentaron hasta el 10,4% y en lo que va de año han habido un 8,5% más de donantes y un 12% más de trasplantes.
La donación de órganos es un acto solidario, anónimo y altruista, por el que una persona (o sus familiares) manifiesta la voluntad de que, a partir del momento de su muerte, cualquier parte de su cuerpo que sea apta para el trasplante pueda ser utilizada para ayudar a otras personas necesitadas de ser trasplantadas. En la actualidad, España es el país con mayor tasa de donación de todo el mundo.
La inmensa mayoría de los trasplantes provienen de un donante cadáver, pero en determinadas circunstancias se puede obtener un órgano o una parte de éste, o una parte de tejido, o células para cultivo, a partir de un donante vivo, siempre que este hecho en ningún caso ponga en peligro la vida del donante.
En España puede ser donante de órganos toda persona que en vida lo decida de forma libre y altruista, lo comunique a sus familiares y/o disponga de una tarjeta de donante. Esta tarjeta es gratuita y puede adoptar distintos diseños según las instituciones que las promuevan. La tarjeta de donante es una declaración de intención y no compromete legalmente a nada. Incluso si una vez en nuestro poder la persona cambia de idea respecto a su intención de donar sus órganos, basta con romperla y comunicar la decisión a sus familiares para que no tenga ningún valor.
Los donantes de órganos y tejidos pueden ser personas de cualquier edad, sin enfermedades transmisibles (infecciones, cáncer, etc.) y ésto es muy importante que fallezcan en un hospital. El fallecimiento ha de ser tras un paro irreversible de las funciones cerebrales o de las funciones cardiorrespiratorias, sin que haya posibilidad de recuperación. Sólo en un hospital podrá mantenerse el cuerpo artificialmente desde el momento de la muerte hasta el de la extracción. Para el tejido ocular, no importa el lugar donde se produzca la muerte, la extracción se puede retrasar unas horas.
Las donaciones se realizan siempre sin ánimo de lucro (no hay pago alguno para el donante ni coste para el receptor), son anónimas (donante y receptor no se conocerán) y todo el proceso está cubierto desde el punto de vista económico por el Sistema Nacional de Salud.
Un caso especial es el de la donación de sangre, sólo debemos rellenar un pequeño cuestionario, nos tomarán el pulso y la tensión arterial y mirarán que no tengamos anemia. Tras estas pruebas nos extraerán entre 450 y 500 mililitros de sangre y tras un reposo podremos seguir haciendo vida normal, con la satisfacción de saber que habremos hecho algo importante por los demás. Para ser donante de sangre hay que tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y gozar, en general de buena salud. Para más información www.donantesdesangre.net o www.donarsangre.org
Beralia 
Fini 
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