Está claro que en toda alfombra roja que se precie (este año sí, alfombra roja por fin) las estrellas son siempre ellas: sus vestidos, peinados, complementos… Pero este año, con permiso de nuestras actrices, Javier Bardem fue anoche el gran protagonista. Porque está nominado al Oscar, porque acaba de ser padre, porque trajo a Madrid el glamur de Hollywood…, pero cuando apareció sobre la alfombra roja, sin Penélope Cruz que lo eclipsase, con un total look negro de Gucci, no hubo quien le hiciera la competencia. Bardem marcó la tendencia general de nuestros actores: pocas sorpresas, con el negro y la barba como protagonistas.
Barba, mucha barba, ayer no hacía más que ver actores con barba por todos los lados, salvo alguna excepción, ganó por goleada. Más recortada y cuidada en unos casos o más larga y con aspecto descuidado (aunque no por ello menos cuidada) en otros. ¿Será para disimular algunos kilitos de más en algunos casos? El pelo en general muy correcto, el año pasado pudimos ver tupés (me acuerdo de Jordi Mollá, por ejemplo), pero este año la tendencia general ha sido el pelo más o menos corto con un toque un poco despeinado.
En los trajes, el negro ha sido el protagonista, riguroso en el caso de Bardem, Agustí Villaronga, el gran triunfador de la noche, el director de Buried Rodrigo Cortés o el actor Adrián Lastra. Mejor Adrián y Villaronga que Cortés, desde luego, aunque ninguno comparable a Javier.
El resto de los actores combinó con camisa blanca. También de Gucci, Luis Tosar, que estaba espectacular, por cierto, y que protagonizó el momento más divertido de la gala y demostró que además de ser un grandísimo actor, sabe cantar. Y con traje azul noche del mismo diseñador, Asier Etxeandía.
A los actores españoles les gusta poco el esmoquin y casi todos huyen de él, Miguel Ángel Silvestre, como todos los años, es la excepción y lo sabe llevar como ninguno, estaba impecable. Álex de la Iglesia tampoco lo lució mal, pero la tónica general entre los que eligen esta opción son muchas pajaritas torcidas y caras de ‘que hago yo metido dentro de esto, ¡me ahogo!’.
Y sin corbata ni pajarita otros muchos, nuestros actores son poco amigos de las etiquetas. Mario Casas, siempre uno de los más aplaudidos, de Dior, Hugo Silva que eligió un no demasiado acertado traje Moschino con piercings colgando.
El único que se salió de la tendencia general fue el actor, ganador de un Goya el año pasado, Alberto Ammann, que eligió un elegantísimo Dolce & Gabbana gris. Y aunque también optó por el negro, se salió un poco de la norma Unax Ugalde con su esmoquin de D’squared.
Faltó el actor hollywoodiense Ryan Reynolds, el ex de Scarlett Johansson, que estaba nominado como mejor actor por su agobiante papel en Buried. Eché también de menos, o por lo menos no conseguí verlos a Jordi Mollá y Eduardo Noriega. Y pude prescindir perfectamente de Carlos Bardem, que podría recibir alguna clase de estilo de su hermano, y de la boina de Leonardo Svaraglia, que, por exigencias del guión lleva el pelo rapado y decidió cubrirse la cabeza, gran error.
¿Cuál fue para tí el mejor look masculino de la noche?