La señorita Givenchy llega enmarcada por un aura dorada de aristocracia y elegancia “rebelde”. Según reza el dossier ella es joven y sensual, pero sutil. Además es orgullosa, fascinante, con clase y tiene un magnetismo cautivador.
La fragancia ha nacido con el espíritu de la Alta Costura que le otorga el marketing de la casa madre desde el continente al contenido, la campaña y la modelo, siguiendo un guión milimetrado y una puesta en escena que entrará primero por los ojos y luego por la nariz.
El perfume de color champán, tapón cilíndrico y frasco con un relieve acanalado tiene un toque vintage definitivo. El aroma huele a algo ya olido en un principio y un tanto intenso, pero al dejarlo reposar deja un rastro más light que los perfumes femeninos franceses de embriagadora composición floral. Su creador ha sido François Demachy, director de desarrollo de las fragancias del grupo LVMH, quién la describe como “una rosa ideada al caer el rocío de la mañana”. Un concepto que tampoco es nuevo.
Es fácil de llevar gracias a que la composición floral que se ha refrescado con mandarina, limón de invierno y albahaca japonesa (shiso). De todos modos su corazón es floral 100%: rosa turca, ylang-ylang y azahar.
La historia del anuncio rodado en los jardines de un castillo francés, está protagonizada por Magdalena Frackowiak y fotografiada por Liz Collins. Lleva una capa con triple crespón en georgette de seda diseñada para la ocasión por Riccardo Tisci que la convierte en una Caperucita Negra, rebelde y osada.
Se empieza a comercializar justo esta semana, la segunda de febrero de 2011
Eaudemoiselle de Givenchy. Precio: 60 euros/ 50 ml. y 84 euros/ 100 ml.