La nueva moda (tonta moda) es el cambio de color de ojos, un procedimiento denominado queratopigmentación que puede ocasionar problemas a largo plazo.
Ponerse los ojos verdes o azules es el anhelo de muchas mujeres y hombres. En nuestras latitudes los ojos oscuros -marrones- son más habituales que los claros. En los países nórdicos, por el contrario, lo más normal es tener los ojos claros. Sin embargo, ahora, hay una intervención para pigmentar el iris del color que más te apetezca.
Tener el iris marrón es una cualidad del 50% de la población mundial, mientras que el verde y azul, tan sólo entre el 10 y el 12% de las personas. Según la ciencia, hace miles de años todos los seres humanos tenían los ojos oscuros para protegerse de la luz solar. A medida que fueron emigrando hacia el norte ya no necesitaban tanta protección y el iris empezó a cambiar de tonalidad. Y como parece ser una rareza que gusta, ahora está de moda llevar la contraria a la naturaleza y hacerse un cambio de color de ojos.
Vaya por delante que sin conocer las interioridades de nuestro órgano visual, un cambio de color de ojos no me parece una buena idea. Con la vista no se juega y no creo que nadie dé un 100% de seguridad de que vas a ver lo que te queda de vida de maravilla. En estos días se ha hecho viral el vídeo en una red social de una influencer que se ha cambiado el tono de ojos, de su color marrón de toda la vida a un azul que no es el que traía de serie cuando llegó a este mundo.
La influencer en cuestión, Daniela Requena, está más feliz que una perdiz por el cambio. En su vídeo a las 48 horas de la queratopigmentación explica: “esa soy yo con mis ojos de color marrones, que no me quedaban mal, pero, jolín, es que con el color verdosos azulados es una pasada”.
El cambio de color de ojos es una técnica compleja
Nada más aparecer en redes sociales, los medios se han hecho eco del asunto y se ha creado una pequeña polémica que a la única que le ha venido de perlas es a la influencer, porque lo que son los médicos oftalmólogos no están por la labor.
La Sociedad Española de Oftalmología (SEO), ante el cariz que está tomando el asunto ha explicado que “en la actualidad existe una técnica en la que se introduce un pigmento en la córnea a la que previamente se le practica un bolsillo con un láser de femtosegundo para conseguir la tonalidad deseada por el paciente”. Lo que se hace, básicamente, es teñir la córnea, lo que puede provocar alteraciones graves en ella.
Por otra parte y a pesar de que no hay suficiente evidencia científica que avale la seguridad y eficacia. Y tampoco, según esta misma sociedad científica comparte que los resultados sean estéticamente naturales “ya que la sensación es como la de observar ‘ojos de muñeca’, al carecer el color tintado de la suficiente profundidad”.
Problemas a largo plazo
Daniela Requena estaba deseando cambiarse el color y cuando vio que una clínica parisina tenía sede en Madrid no se lo pensó 2 veces. Os aseguro que yo me lo hubiera pensado hasta 3 y no me lo hubiera hecho. La Sociedad Española de Oftalmología alerta de que “ya se han visto pacientes sometidos a esta intervención con descompensaciones corneales que ha llevado a la pérdida de transparencia. Esto ha dejado a los pacientes abocados a un trasplante de córnea, lo que demuestra que la técnica no es segura”.
¿Y tanta ansia por tener los ojos claros? Os aseguro que yo que los tengo como quiere la influencer no veo la diferencia a la hora de ver. Por eso, la recomendación de la SEO es emplear lentillas cosméticas de color y “que esperen hasta que la ciencia acredite otro tipo de intervenciones eficaces y sobre todo seguras y avaladas por la evidencia científica”.