Si no has oído hablar de la grasa parda este es el momento de empezar a saber que podría eliminar los kilos de más.
No es una cuestión de estética sino de salud. La obesidad es el trastorno metabólico más frecuente de la sociedad desarrollada y afecta al 20% de la población española. Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay 650 millones de obesos en el mundo. Y sigue subiendo la cifra. Sin embargo, en nuestro propio organismo tenemos una herramienta natural capaz de quemar 400 gramos de grasa al mes sin que nos demos cuenta. Es la grasa parda o grasa marrón.
“La grasa parda o grasa marrón es un tipo de tejido adiposo que tiene en su composición muchas mitocondrias que le otorgan una coloración más parduzca que el tejido adiposo blanco”, indica la doctora Ana de Hollanda especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona y coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. “El tejido adiposo marrón se dedica al gasto energético y mantenimiento de la temperatura corporal”, continúa. Esa cantidad tal alta de mitocondrias es lo que le confiere el color marrón o pardo.
¿Todos tenemos grasa parda? Sí, en mayor o menor medida. “Los recién nacidos tienen una mayor cantidad de tejido adiposo marrón y con el transcurso de los años se va atrofiando. El adulto, entre 20 a 50 años, tiene aproximadamente entre 20-500 gramos de tejido adiposo marrón, ó 0,1-0,5% de su peso corporal. Se ubica anatómicamente en el cuello, hombros, parte posterior del tórax y el abdomen. La cantidad de tejido adiposo marrón también depende de la temperatura ambiental. El frío estimula su crecimiento. En los recién nacidos es especialmente importante, dado que ayuda a mantener la temperatura corporal mientras que desarrollan la capacidad de tiritar”, afirma la doctora Ana de Hollanda.
Dado que la grasa parda puede ser la clave para desafiar a la enfermedad crónica del exceso de peso, que aumenta el riesgo de enfermedades y problemas de salud -como enfermedades cardíacas, diabetes, presión arterial alta y determinados tipos de cáncer-, lo que se busca es cómo convertir la grasa blanca que acumula calorías y en grasa marrón que las quema.
¿Sabemos cómo se activa la grasa parda?
Algunos estudios indican que la actividad de esta grasa se puede estimular mediante la exposición al frío, y otros, que mediane el uso de 2 hormonas, la irisina (llamada la hormona del deporte porque aumenta sus niveles con la actividad física) y la FGF21 (la hormona quemagrasas) que se liberan durante el ejercicio y con frío.
La doctora Ana de Hollanda explica a Belleza Pura que “la exposición al frío, en ratones es sin duda un activador muy potente del tejido adiposo marrón. En humanos, sin embargo, aún los datos son contradictorios, para lo que se necesitan más ensayos clínicos para responder esta pregunta”.
Lo que sí nos aclara es que “la activación a largo plazo del tejido adiposo marrón puede ayudar al tratamiento de la obesidad y las enfermedades metabólicas. En ratones esta respuesta es definitivamente sí; en humanos, la respuesta aún no es tan determinante, ya que las personas tenemos proporcionalmente una menor cantidad de tejido adiposo marrón. Sin embargo, hay una relación negativa entre la cantidad de tejido adiposo marrón y el índice de masa corporal, es decir que a mayor obesidad menor cantidad de tejido adiposo marrón”.
Los estudios son cada vez más numerosos, lo que significa que pueden ir por buen camino para que esa grasa de los michelines se elimine de alguna manera y se convierta en grasa marrón, más saludable. “Un estudio de un grupo español ha mostrado que, en ratones, la liraglutida (un fármaco aprobado para el tratamiento de la obesidad) aumenta la activación del tejido adiposo marrón. Y están en marcha estudios con otros medicamentos (agonistas del receptor Beta adrenérgico 3) en la activación del tejido adiposo marrón“, nos explica la doctora del Hospital Clinic de Barcelona.
¿Hay personas con mayor cantidad de grasa parda?
Sí. Según lo que nos explica la doctora Ana de Hollanda, “las personas que tienen mayor tejido adiposo marrón, tienen niveles de glucosa, triglicéridos y colesterol HDL más saludables, además de menor prevalencia de enfermedades como la diabetes, dislipemia, enfermedades cardiovasculares, hipertensión e insuficiencia cardíaca. Por consiguiente, la mayor activación del tejido adiposo marrón podría disminuir el riesgo de aterosclerosis y aumentar el consumo de glucosa y lípidos por el músculo”.
Hay teorías que afirman que pasar un poquito de frío aumenta la grasa parda porque en un estudio se comprobó cómo 5 hombres expuestos a un ambiente fresco durante la noche durante un mes tuvieron un aumento en la grasa parda con los cambios correspondientes en el metabolismo.
Hacer ejercicio es otra de las maneras, según otros estudios, para activar la grasa marrón porque el músculo segrega unas hormonas, las miokinas, que estimulan la transformación de la grasa blanca en parda.
También se afirma que determinados alimentos, como el mentol, la capsaicina, la cúrcuma o el café, son capaces de activar esta grasa que nos haría perder peso y ayudar a que hubiera menos obesidad.
En cualquier caso, y como dice la doctora Hollanda, hay muchos estudios en marcha que irán dando sus frutos poco a poco. De momento, lo que sí sabemos es que una buena alimentación y ejercicio es una combinación perfecta para no llegar a esos niveles de obesidad que producen enfermedades.
Ya sabéis: no es por estética, es por salud.