Ni masculinas, ni femeninas. Las fragancias genderless se dirigen a todos los públicos sin hacer distingos de género.
Los perfumes genderless apelan a la emoción antes que a reivindicar la identidad sexual.
Algunas marcas se han construido en torno a este concepto ‘sin género’, especialmente las que presumen de rasgos autorales, concepto elaborado y distribución en perfumerías especializadas. Otras, añaden a un catálogo habituado a satisfacer clichés de género frascos que toman el pulso a una sociedad que se niega a ser definida mediante el código binario. En cualquier caso, estos criterios no miden la calidad de la fragancia, sino que se adhieren a una convención de ventas.
Elegir un perfume porque te arrebata, te hace sentir más tú o te infunde ese ‘qué sé yo’ que quieres transmitir. Definitivamente, la idea resulta seductora, sobre todo si seguimos explorando el universo genderless y descubrimos el sustento que lo conforma. Hay quien se puede sorprender, pero la realidad pura y dura es que las fragancias no tienen género bajo ningún punto de vista. Es un factor meramente cultural. Los hombres de Oriente Medio no hacen ascos a la rosa (les apasiona, en cambio) y muchísimas mujeres se sienten representadas en notas que aportan facetas ‘masculinas’, como el cuero o las maderas.
Si damos voz a los artífices, no importa qué te lleva a formular genderless: en términos artísticos estás en el camino correcto. El perfumista Ramón Monegal nos pone sobre la pista, “cuando para pasar un test de consumidores has de dar la sensación de masculino, usas maderas o especias; si es femenino, flores. Como si al hombre no le gustaran las flores. Perfume de mujer, hombre, niño… eso es un invento del marketing. El perfume comunica algo y no tiene sexo: lo que tiene es actitud”. Rebel, rebel.
Serge Lutens abunda en la materia: “no se hacen álbumes de música para mujeres y otros para hombres, o galletas para un sexo u otro. La segmentación debe hacerse según el gusto personal de cada individuo”. Huelga decir que el creador francés es pionero en esto de la decodificación olfativa moderna. Suyo es Feminité du Bois, un perfume ‘masculino para mujer’ saturado de maderas que no puede ser más sensual y embriagador. Recientemente nominado como Icónico Femenino en la XV edición de los Premios de la Academia del Perfume
En la perfumería Benegas queda terminantemente prohibido aconsejar a los clientes basándose en el género: “nadie aceptaría que una comida sea masculina o femenina. Sin embargo, con el sentido del olfato se nos intenta inculcar lo contrario. El perfume es emoción”.
¿Cómo reconocer, entonces, el perfume que se ha de convertir en tu huella olfativa? Lo más eficaz es abrir la mente, olvidarse de criterios como la personalidad o el estilo de vida (y, por supuesto, el género) y probar en piel, no en mouillete, para apreciar la fragancia en su totalidad.
La salida ofrece notas que pueden resultar muy cautivadoras, pero se consideran ‘engañosas’. Para muchos expertos, el verdadero carácter de una fragancia se encuentra en la base, las notas que se manifiestan al cabo de un par de horas tras la aplicación.