MaMagazine llega a tu pantalla amiga (la de tu dispositivo electrónico de confianza) y a tu kiosco con periodicidad trimestral para revolucionar tu maternidad. O, quizá, para ‘repensarla’ y darle el necesario toque actual
Nada es lo que era. Tampoco la maternidad. MaMagazine explora esa evolución y te propone un cambio.
Reconozco que me ha hecho ilusión el nacimiento de MaMagazine, el magazine online y print que la periodista Victoria Gabaldón ha alumbrado en colaboración con otras mentes creativas femeninas preocupadas por la cuestión de la maternidad.
Esa cuestión.
¿Qué le pasa a la maternidad de los doble cero? Que ha implosionado por pura sobrecarga de expectativas y estereotipos. Desde que somos pequeñas tenemos una idea muy clara de cómo ‘debe ser’ una madre. Se nos transmite por toda clase de vías: en casa, en las casas de las amistades, en el lenguaje que se escucha en la calle, en la literatura, en la pintura, en la poesía. Y, por fin, llega el día en que adquirimos nuestro propio título de madre y descubrimos que casi nada es como nos lo contaron, esencialmente porque la sociedad también ha mutado. Llega, entonces, el momento de descubrir qué tipo de madre somos (lo más probable es que ‘la cosa’ vaya fluyendo y muestre múltiples realidades) y cómo integrar nuestra visión como madres, mujeres y profesionales en el ideario colectivo.
La perspectiva feminista sirve de guía al invento de Gabaldón, por supuesto, pero no tanto desde la coda de la ‘liberación’ de la responsabilidad que se adquiere indefectiblemente con la maternidad, sino del reconocimiento y apropiación del proceso, desde el parto a la crianza. Maternidad consciente, lo llaman.
MaMagazine se divide en secciones ‘de fondo’, como pueden ser los apartados de bienestar, estilo y planes, y secciones tipo ‘al turrón’ bajo nombres tan sugerentes como ‘la realidad’ y ‘maternidad y creación’, donde se va voz a experiencias de mujeres en primera persona sobre la dificultad de conciliar, de criar, de amamantar, de parir… De atravesar y sobrevivir a la maternidad, en suma. Una delicia de medio que viene a cubrir un vacío informativo (y de sororidad) desde la reflexión, la aceptación y la serenidad.