Sudar por calor no suele ser agradable para nadie. Pero hay personas que, con independencia de las temperaturas, sufren de una sudoración excesiva. La hiperhidrosis afecta a más de 3 millones de personas en España y ocasiona no poco problemas en las relaciones con los demás.
Sin embargo, más allá de soluciones básicas como desodorantes o antitranspirantes, cada vez hay más propuestas médicas para tratar la hiperhidrosis.
La llamada hiperhidrosis focal primaria es una patología de origen idiopático, es decir, de causas desconocidas. Afecta a un 2-4 % de la población y se presenta con más frecuencia en las axilas, pero también en palmas de manos, plantas de los pies u otras localizaciones como el cuero cabelludo. Aunque no se conoce su origen, un tercio de las personas que la sufren tienen un familiar con hiperhidrosis, por lo que se cree que podría existir una predisposición genética.
“Al factor hereditario se le suma un componente emocional: el miedo, la ansiedad y el estrés son factores que incrementan la actividad de las glándulas sudoríparas y producen la hiperhidrosis. Se ha observado que estas personas presentan una hiperestimulación de las glándulas sudoríparas a través de las terminaciones nerviosas que las inervan”, explica el doctor José Luis López Estebaranz, dermatólogo, director médico de la Clínica DermoMedic y vicepresidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología.
Cuatro soluciones para atajar la hiperhidrosis
1. Con toxina botulínica
La toxina botulínica tipo A, se inyecta en la zona afectada por la sudoración excesiva. Este tratamiento detiene la señal que el sistema nervioso envía a la glándula responsable de liberar el sudor.
El tratamiento para frenar la hiperhidrosis con toxina botulínica es ambulatorio y se realiza con infiltraciones con agujas de calibre finísimo (previamente se aplica crema anestésica en la zona). En media hora y una única sesión, el paciente puede reincorporarse a su vida normal, según explican en la clínica Vila-Rovira. Los resultados se comienzan a apreciar en las 48 horas siguientes y se prolongan entre 4 y 6 meses (a veces incluso más, dependiendo del paciente). El botox consigue una reducción del sudor que es casi total.
2. Con microondas
La tecnología MiraDry consiste en la aplicación de microondas capaces de destruir las glándulas sudoríparas y odoríperas de las axilas, sin recurrir a cirugía. Logra una reducción del 60 % en la primera sesión y hasta del 95 % en la segunda. “Los resultados son permanentes ya que se evita que el sudor se transfiera a otra zona”, afirma doctor Vicent Alonso, dermatólogo y responsable de la unidad de dermoestética del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre.
Al inicio del tratamiento se identifica, marca y anestesia la zona de aplicación. Después, se activa el cabezal de radiofrecuencia que realiza una leve succión que acerca las glándulas a la superficie. La energía térmica elimina las glándulas sin emitir calor en la capa superficial. Para evitar posibles molestias, se administra anestesia local en la zona a tratar. “Como ocurre con otras técnicas que implican tecnología láser, puede haber una irritación o sensibilidad en un breve periodo de tiempo”, añade el doctor Alonso.
3. Con radiofrecuencia
La tercera de las opciones para tratar la hiperhidrosis, en este caso también la axilar, es la radiofrecuencia bipolar fraccionada con microagujas Morpheus8, de Inmode. Es una tecnología que permite alcanzar una profundidad de acción en el tejido de hasta 5mm. Su aplicador de microagujas penetra en la dermis produciendo una hipertermia que consigue destruir alrededor del 90 % de las glándulas sudoríparas hiperactivas de las axilas.
Esas glándulas no vuelven a regenerarse pero esto no afecta a la termorregulación corporal, porque las de las axilas tan solo representan el 2 % de los 4 millones de glándulas sudoríparas que hay en el cuerpo. Se recomiendan de 1 a 3 sesiones, que se llevan a cabo de forma ambulatoria, y con anestesia local.
Al terminar la sesión, de 30 minutos de duración, el paciente presenta un ligero enrojecimiento y unas pequeñas costritas superficiales, pero sin que impida hacer vida normal. Los primeros resultados se apreciarán a las 2 o 3 semanas después del tratamiento.
4. Con cirugía
En los casos más graves de hiperhidrosis (uno de cada cuatro) y cuando se han probado sin éxito total otras soluciones, se puede recurrir a la cirugía.
La simpatectomía se realiza vía endoscópica. Es una cirugía mínimamente invasiva, que se realiza de modo ambulatorio. El especialista lleva a cabo un corte de ganglios de la cadena del sistema nervioso simpático. Eso impide la emisión del estímulo nervioso a nivel central y, actuando sobre ganglios específicos, se controla la sudoración excesiva. En este caso, su principal indicación es la hiperhidrosis en las plantas de las manos.
Los resultados son inmediatos y el paciente puede retomar la vida normal en 48 horas. Tiene un efecto secundario frecuente y es la posible aparición de una hiperhidrosis compensatoria o refleja en otro punto del cuerpo.