El cannabidiol (también conocido como CBD) es uno los activos estrella del segundo milenio. Según arrojan algunos estudios, es un potente antioxidante y antiinflamatorio con aplicaciones para el envejecimiento, el acné, las infecciones o la piel seca.
El ingrediente de moda de la industria beauty no coloca, pero ‘embriaga’ por sus poderosas cualidades. ¿Cuánto es hype en el cannabidiol y cuánto eficacia probada?
¿Qué hacíamos con nuestras vidas antes de conocer el CBD? Que levante la mano quien no se haya sentido tentada a probar una de estas rutilantes nuevas marcas con CBD que copan las tiendas, tan monas con su refrescante packaging de hojitas verdes, o bien algún producto de la nueva división cannabinoide de Algún-Gigante-Mastodóntico-Hiper-Conocido.
Dicen que ya teníamos CBD en la piel, y es porque estamos hechos de plástico fino con un sistema endocannabinoide, similar al sistema nervioso central, que consta de neuronas, endocannabinoides y receptos cannabinoides. Existen receptores en distintos órganos del cuerpo (cerebro, sistema nervioso, digestivo e inmunológico) y también en la piel. Así, ésta reconoce y reacciona, mejorando su condición inicial, a los cannabinoides de origen vegetal que recibe por aplicación tópica.
Siguiendo con el CBD en strictu sensu, el aceite que se obtiene de las semillas prensadas en frío es muy rico en ácidos grasos omega 3 y omega 6, por lo que podría funcionar a la perfección como agente nutritivo y contribuir a regular la producción natural de sebo. Está cargado de antioxidantes que bloquean la actividad de los radicales libres y es especialmente rico en ácido fenólico y vitamina E (el mayor antioxidante presente de forma natural en el cuerpo humano). Además, cuenta con el súper poder de desinflamar, lo que atenúa las irritaciones asociadas a la piel sensible, reactiva, estresada, grasa o con eccemas.
Hasta aquí lo que dicen las marcas que comercializan el cannabidiol, basadas en estudios pertinentes. Hemos consultado a dos dermatólogos para saber qué opinan del hype de marras.
La Dra. Cristina Vico, dermatóloga en Hospital 12 de Octubre y en Clínica Dr. Morales Raya, se muestra cautelosa sobre la sustancia como tratamiento en enfermedades inflamatorias de la piel o para aliviar el picor puesto que “la evidencia preclínica se ha demostrado únicamente en animales. Los dermatólogos aún tenemos que ser cautos, y se requieren ensayos clínicos que confirmen su eficacia. Deberemos estudiar, por ejemplo, su capacidad de absorción en la piel y conocer mejor las dosis o el vehículo a usar para tratar determinadas condiciones de la piel”.
Y si en cosmética quizá no podamos cantar victoria todavía, otras formas de disfrutar del CBD parecen gozar de mayor predicamento. Nos lo confirma Fabio di Brisco, farmacéutico y colaborador de Instituto Médico Ricart en Madrid y Valencia: “existen estudios que verifican que el aceite de CBD puede tener propiedades antiinflamatorios o analgésicos. Tanto en Europa como en EE.UU. se ha aprobado su uso con fines terapéuticos. Se le da uso para tratar dolores musculares, fibromialgia o para tratar la ansiedad”.
¿Conclusión? Quizá tengamos que esperar un pelín más para alzar las campanas al vuelo, aunque nuestra crema con CBD nos deje la piel hidratada, luminosa y bonita gracias al resto de ingredientes activos de su fórmula. Siempre podemos hacer más liviana la espera dejando caer con gracia y salero unas gotas de CBD bajo nuestra lengua. A tu elección queda.