Después de leer esto no volverás a creer en ciertos mitos sobre el ejercicio físico ¡por populares que sean!

Que si nadar es el ejercicio más completo, que si entrenar en ayunas es lo que más grasa consume, que si no terminas empapado en sudor no has hecho nada, que si la abuela fumó hasta los 80 y mírala qué bien está… Son muchos los mitos -o medias verdades- sobre el ejercicio físico que aún nos obstinamos en aplicar sobre nuestros cuerpos serranos. Mitos que no nos ayudan a conseguir nuestras ambiciosas aspiraciones estéticas y que nos conducen, ¡ah!, por una senda de oscuridad y desazón. No es el estilo de vida saludable lo que falla, sino el hábito de abrazar teorías añejas. Aclaramos dudas con Alexander Pérez, CEO de Wonder Medical.

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  1. El agotamiento no equivale a resultados

Ay, esas agujetas en el culo que apenas permiten bajar la escalera. Por mucha satisfacción moral que te den, no significan que hayas realizado un esfuerzo correcto, sino que más bien puede ser contraproducente. “La filosofía del ¨No Pain, No Gain¨ (sin dolor, no se gana) es la causa de que muchos abandonen las rutinas de ejercicio por no estar acorde a su ritmo de entrenamiento. Debemos ser conscientes de que nuestro organismo no puede cada día entrenar con la más alta intensidad y con la motivación a tope”, explica Alexander.

Para que el ejercicio físico sea sostenible, debes adaptarte cada día. Y cambiar las rutinas para proporcionar nuevos estímulos al cuerpo, procurando que sean adecuadas para tu edad, condición física ¡y apetencias!

  1. Sudar no quema calorías. No es más agua con residuos metabólicos. C´est fini

Ojalá la grasa entreverada se expandiera hacia el Cosmos a través del sudor. Pero no, lo que pasa es que la sudoración es el sistema que tiene nuestro sabio cuerpo para regular la temperatura, que aumenta gracias al ejercicio. El CEO de Wonder Medical matiza “Cuando sudamos eliminamos líquidos y esto puede tener efectos no deseados. La sauna no es una actividad física y no nos ayuda a librarnos de la grasa indeseada. Muchas personas aún utilizan fajas o ropa gruesa para ejercitarse sin pensar que estos métodos sólo logran eliminar agua y que el cuerpo puede llegar a deshidratarse. Sudamos cuando nos deshidratamos y por eso no hay que hacer ejercicio con mucha ropa ni tampoco en un ambiente muy caluroso”.

  1. Hay que moverse a cualquier edad

De hecho, cuanto mejor llegues a una edad que llamaremos provecta cariñosamente, mejor estarás en todos los sentidos. Y la ciencia lo corrobora: todos los estudios llevados a cabo demuestran que el ejercicio tiene un impacto positivo en la salud del ser humano desde que nace hasta que se va, bailando, de este mundo.

Una vez vayas cumpliendo años, tus actividades “pueden ser al aire libre con el objetivo de prevenir enfermedades cardiovasculares y aumentar la oxigenación, la capacidad pulmonar y reducir los problemas respiratorios. Para las personas de la tercera edad, se recomiendan actividades que desarrollen la resistencia y mejoren la salud del corazón, como caminar, nadar o andar en bicicleta, así como el pilates y el yoga, que además les dará agilidad y flexibilidad”.

  1. Entrenar en ayunas no hace que consumas más grasa

‘En ayunas no hay glucosa, por lo que el cuerpo recurre echando chispas a los depósitos de glucógeno y después a los de grasa’. ¿A que te suena esta teoría? Pues ve olvidándola. El mejor momento para mover el cucú es cuando resulta más fácil integrar el hábito. Ojo: puede que sea según te levantas de la cama debido a tus horarios. Pero no esperes quemar más grasa por ello. “Se suele creer erróneamente que entrenar en ayunas obliga al organismo a consumir las reservas de grasa, sin embargo, se ha demostrado que se necesita la presencia de glucosa en el organismo para poder desencadenar la quema de calorías. Si nos quedamos sin glucosa almacenada, el efecto será el contrario y comenzaremos a quemar músculo. Comer un pequeño snack 30-60 minutos antes de entrenar, nos proporciona la energía para entrenar de una manera más cómoda, agradable y eficaz, consumiendo más calorías y obteniendo mejores resultados”.

  1. Para quemar grasa incluso en reposo tienes que hacer pesas

Muchísimas mujeres temen el entrenamiento de fuerza más que a un terremoto. Destierra el miedo de ponerte como un gladiador: los entrenamientos de alta intensidad con resistencia, ya sea pesas, cintas elásticas, isométricos, muelles o demás, son mucho más eficaces que los aeróbicos si lo que quieres es perder grasa. Además, requieren menos tiempo y consumen más calorías, tanto durante el entrenamiento como después. Alexander aclara: “Está claro que un mayor volumen corporal de músculo requerirá un aumento del metabolismo basal, con lo cual consumiremos energía incluso estando en reposo. Evidentemente, ambos tipos de ejercicio cuentan con numerosos beneficios para el control de peso y la salud, y requerimos un correcto equilibrio entre ambos”.