Sabemos que los cigarrillos provocan cáncer, además de enfermedades de tipo respiratorio, tales como bronquitis, asma o enfisema pulmonar. Es responsable, además, de enfermedades del aparato digestivo, como úlceras y gastritis. El hábito de fumar es uno de los causantes principales de de los problemas del sistema circulatorio, como la arterioesclerosis, la hipertensión y la insuficiencia cardiaca. Constituye uno de los tóxicos principales responsables de la producción de radicales libres, lo que favorece la aparición de arrugas. Y ataca la fertilidad, provocando además impotencia masculina.
Pero hay mucho más.
¿Conoces todos los riesgos del tabaco?
Otro dato alarmante que añadir a esta negra lista es que fumar aumenta el riesgo de padecer uveítis, inflamación de la lámina intermedia del ojo, y ceguera. Las toxinas de los cigarrillos son la causa del 10% de las pérdidas de visión.
En comparación con los que no han probado el tabaco, los fumadores y ex fumadores tienen un riesgo relativo 2,2 veces mayor de padecer inflamación interior del ojo. Los radicales libres que se encuentran entre los componentes del tabaco provocan inflamación vascular y desregulación en el sistema inmune. El humo del tabaco puede facilitar la entrada en el tejido intraocular de microorganismos e incrementar la infección.
¿Cómo reconocer estos problemas?
El dolor ocular, el enrojecimiento y las molestias causadas por la luz son algunos de los síntomas. La uveítis puede estar en relación con enfermedades reumáticas y que, en ocasiones, puede llegar a provocar ceguera. De igual forma, aumenta el riesgo de padecer degeneración macular asociada a la edad o cataratas.
Estos datos, extraídos de un reciente estudio, son vitales. Nos encontramos ante una enfermedad, cuyo desarrollo y terribles consecuencias, se puede prevenir. Tenemos todos los datos a nuestro alcance. Ahora no caben excusas, tipo “Es que yo no lo sabía”. Nuestra salud está en nuestras propias manos. Tal vez sea el momento de plantearse una vida sin tabaco.