Para hacer un rejuvenecimiento facial no hace falta meterse en un quirófano; la medicina estética hace milagros.
Cuando se van cumpliendo años, la medicina estética ayuda a sentirte mejor, no a cambiar tu cara, que no es esa su función, sino a aligerar esos rasgos que la vida va dejando en tu rostro y que te dejan cara de cansada; en una palabra, ayuda en el rejuvenecimiento facial. Los tratamientos de medicina estética dan luz y relajan los rasgos, dan vitalidad a la piel y la hidratan.
Este súper tratamiento que he probado en el Instituto Médico Láser comenzó cuando planeamos hacer un post sobre cómo tratar la piel antes del verano. En principio iba a ser uno solo, este que os contamos aquí. Sin embargo, la doctora Almudena Royo, médico especialista en Medicina Estética del Instituto Médico Láser fue un poco más allá y me propuso un protocolo estético para reforzar el colágeno, suavizar algunas arruguillas y redensificar la piel.
Dicho y hecho. El IML se puso a mi disposición para que este verano mi carita estuviera de lujo.
Con el fin de reforzar las capas más superficiales de la piel para que genere colágeno y elastina, la doctora Royo comenzó con un fotorrejuvenecimiento con luz pulsada intensa de última generación muy suave, unos disparos sobre las zonas que se desean tratar. “Lo importante es dar luminosidad”, me dice la doctora, que antes de comenzar con la sesión ha aplicado un gel frío que permite conducir mejor la luz, además de hacer el tratamiento mucho más confortable.
Para finalizar esta primera sesión me introduce en una máquina de luz led que activa el colágeno. 10 minutos sin un sólo ruido, con los ojos cerrados y notando el reflejo rojo de la luz. Tranquilidad absoluta.
El único requerimiento con la luz pulsada es utilizar protector solar. “La protección solar es vital durante todo el año”, me dice la doctora Royo antes de finalizar y quedar para el próximo protocolo: Ellansé, un inductor del colágeno.
Este producto que se inyecta es un tratamiento a largo plazo, del que sólo se precisa una única sesión. Dura aproximadamente media hora y antes de comenzar la doctora me pinta la piel con un lápiz blanco para saber exactamente dónde tiene que pinchar.
Este reposicionador de estructuras aporta volumen en las arruguillas que se nos van formando con el paso del tiempo y “recoge” el descolgamiento de la piel. Es un procedimiento mínimamente invasivo. Con una cánula y una aguja finísima, la doctora Royo -súper experta en el arte de los pinchazos- va introduciendo el producto en hilillos, rayita a rayita en las zonas que ha pintado, zonas que guarda en secreto porque es “su método”. Mientras pincha me va diciendo: enfádate, levanta las cejas, frunce el entrecejo… Así, va pinchando donde ve que hace falta.
El efecto de Ellansé dura un año aproximadamente y empieza a notarse a los tres o cuatro meses. Aún tengo que esperar un poquito, aunque os confieso que ya voy notado resultados.
Con este tratamiento debo tomar una pastilla de un corticoides durante tres días con el fin de inhibir la síntesis del colágeno de Ellansé -que es del tipo 3- y que que permanezca en mi piel el colágeno del tipo 1, que es el de nuestro organismo.
En esta sesión también aplica un poco de bótox, un protocolo al que me había negado siempre, pero que hay que reconocer que hace maravillas. No tenéis más que ver cómo ha quedado de estupenda mi amiga y compañera de fatigas Eva Reus, que lo contó con pelos y señales en este post hace menos de un mes.
Alguna arruguilla tengo, claro; de expresión y de edad. La peor, un par de surcos del entrecejo que se empeñan en seguirme a todas partes y que creo que venían ya cuando nací. ¡Qué persistentes!
Enfádate, levanta las cejas, cierra con fuerza el ojo, apriétalo, sonríe a tope, relaja… Así, con mis gestos la doctora busca el lugar exacto donde introducir la toxina botulínica, un producto que paraliza suavemente los músculos y produce un borrado de las arrugas que dura aproximadamente 6-8 meses. Afortunadamente el bótox no es ahora igual que el que se ponían algunas actrices y celebrities que les quedaba una “cara cartón” que impactaba. Ahora ya no funciona así. ¡Lo que ha cambiado la medicina estética!
Una última recomendación antes de dejarme tumbada otros 10 minutos metida en la máquina de luz led: “hoy no te agaches y no te acuestes en 6 horas”.
Tercera sesión en mi particular maratón y toca radiofrecuencia, la aplicación de ondas magnéticas que producen un calentamiento controlado de la dermis que activa los fibroblastos y reestructura las fibras de colágeno existentes.
Tumbada en la camilla, me aplican primero un gel conductor. Durante unos 10 minutos, la doctora Royo desliza el manípulo de la radiofracuencia con rapidez con el fin de no quemarme. “Si lo notas muy caliente, avisa”, me insiste. Se nota un calorcillo que va aumentando a medida que pasa el tiempo.
Con la radiofrecuencia se trata de estimular el colágeno y frenar la flacidez. Este tratamiento se puede realizar tanto en verano como en invierno y durante los meses fríos la mejor opción es combinar la radiofrecuencia con algún tipo de láser.
Terminada la sesión, masaje con el serum de Neostrata Tri-Therapy Lifting que favorece la reducción de líneas de arrugas profundas y la flacidez.
Las dos últimas sesiones, con dos semanas de separación, son tratamientos de redensificación de la piel, Splash, además de algún retoque con bótox.
El tratamiento Splash, que comienza aplicando una crema anestésica -señal de que aquello va a molestar/doler-, está diseñado para recuperar la luminosidad y densidad de la piel y se realiza mediante micro-inyecciones de un tipo especial de ácido hialurónico (Redensity I) que supone una actuación intermedia entre el tratamiento de volúmenes y mesoterapia ya que contiene una fórmula exclusiva diseñada para nutrir la piel en profundidad y devolverle densidad. Este ácido hialurónico se realiza en 2 sesiones, aunque dependiendo del estado de la piel se puede hacer alguna más.
Para llevar a cabo su trabajo y saber exactamente dónde pinchar, volvemos al ritual de sonríe, levanta las cejas, enfádate y así, va retocando ahí donde lo necesito.
El Splash se combina con otro producto, RHA1, para potenciar la densidad de la dermis y eliminar las arrugas finas de la superficie de la piel.
¿Dónde molesta más? Sin duda alguna en el labio. Esta zona pierde ácido hialurónico, colágeno y elastina con los años y la revitalización con este ácido los deja con forma y redensificados.
Para finalizar, un masaje con una pomada antiinflamatoria y 10 minutos de luz led.
La siguiente sesión se hace dos semanas después con la finalidad de que los productos que me han aplicado se afiancen, se absorban y se integren en mi piel.
Después de estas 5 sesiones, he de reconocer que mi piel ha mejorado muchísimo, la cara de cansancio ha disminuido, la firmeza del rostro ha aumentado y las arrugas de algunas zonas, como las del entrecejo, son ya una mínima marquita. Con el tiempo, los productos irán expandiéndose por mi piel y el resultado se mantendrá más de un año.
El trato en el Instituto Médico Láser ha sido exquisito y no sólo a mí por ser una periodista que iba a probar unos tratamientos sino por lo que he visto y apreciado con los pacientes, tanto hombres como mujeres, que llenaban, fuera a la hora que fuera, las salas de espera.
La medicina estética, afortunadamente, ya está instaurada en nuestro día a día.
Precio de los tratamientos: alrededor de los 2.000 euros.