Con los perfumes, que no os den gato por liebre. Hay más falsificaciones de las que os pensáis.
Con la Navidad llega el consumo desenfrenado de todo y de perfumes también. En estas fechas se compra un tercio de todo el consumo de perfumes del año. ¿Pero compramos el bueno o nos dejamos liar y compramos el malo aún sin saberlo? Sí, porque es bastante fácil caer en la trampa, sobre todo si lo adquieres vía internet.
Realmente hasta que no te lo cuentan no sabes a los riesgos que te enfrentas. Si es sólo un perfume, dirás. ¿Sólo? Es un producto que te vas a poner directamente en la piel. Puede ser un artículo de lujo, sí pero los riesgos están ahí.
Comprar un perfume tiene su aquel; si ya no es fácil dar con el aroma adecuado es mucho más difícil si lo adquieres en un top manta (sabe dios qué tendrá dentro el envase) o si vas a internet y buscas; sí lo vas a encontrar pero otra cosa es en qué condiciones.
Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética) y la Academia del Perfume nos han explicado los riesgos que conlleva para la salud el uso de perfumes falsificados. Más allá del impacto económico de esta práctica fraudulenta que se lleva por delante casi 1.000 millones de euros y unos 8.200 empleos, lo más peligroso es el riesgo para la salud que puede acarrear uno de estos perfumes falsificados. La directora general de Stanpa, Val Díez, doctora en farmacia, ha recalcado los riesgos del uso de un perfume falsificado: alergias, sensibilización, manchas, despigmentación e infecciones.
¿Por qué? Primero, por el uso de ingredientes fraudulentos y fabricados de manera clandestina sin registro sanitario. Segundo, porque un perfume es un producto complejo con mucha tecnología detrás; y tras esa tecnología hay una industria con muchos expertos de todo tipo con un único fin: que el perfume llegue a nosotros.
Y además, Val Díez ha hecho hincapie en que un perfume legal puede contener entre 80 y 85 ingredientes, mientras que uno falsificado no lleva más de 20 o 25 y probablemente son de mala calidad. Este dato está corroborado por estudios realizados con un cromatógrafo, un instrumento que detecta cada uno de los componentes que forman parte de una mezcla, y que indica el peligro de los ingredientes porque sabe exactamente cuáles son.
Cuando compras un perfume falso estás renunciando a tu salud, ha afirmado María Emilia Gómez, responsable del área jurídica de la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU). Quien compra algo falso no puede reclamar a nadie y está cambiando salud por dinero.
Detrás de estos perfumes falsos no hay un pequeño negocio familiar que sobrevive como puede. No. Hay una mafia perfectamente organizada. El sector de la cosmética y la perfumería es el segundo con más cantidad de falsificaciones por detrás del de bolsos y ropa.
Un dato para conocer cómo está este patio de la cosmética fraudulenta: en 2017 fueron intervenidos 350.000 perfumes y cosméticos. ¿Cuántos más circularían sin ser detectados? ¿Estás usando un perfume falsificado?
Además de por el precio; se entiende que uno falsificado debería ser más barato que uno real, pero no siempre es así: las mafias lo saben y para colártelo ponen un precio “adecuado” al estatus del producto. Si compras por un canal de venta legal nunca vas a encontrarte con un perfume falsificado. Otra cosa es internet en donde hay de todo y mezclado lo bueno con lo malo.
Fernando Margariños, asesor jurídico de Stanpa, nos ha explicado cómo reconocer un perfume bueno del falsificado.
Primero, el envoltorio: el papel de celofán tiene que estar terso, sin burbujas y al frotarlo no suena. Los pliegues están bien pegados y no de cualquier manera. En la foto de arriba, ¿cuál es el falso? Efectivamente, el de la izquierda.
El cartonaje es el segundo punto en el que hay que fijarse. Como veréis, el de la derecha tiene una factura excelente, mientras que el de la izquierda está elaborado con un mal material. También hay que fijarse en el etiquetado; el bueno tendrá todos los ingredientes de mayor a menor proporción y en el falso pondrán casi cualquier cosa sin sustancia.
El siguiente paso es coger el perfume y tocar el frasco; el de mentirijillas, que en la foto, es el de la derecha, tiene un aspecto más burdo y no suele estar hecho de una pieza como el de la izquierda, fabricado en una sola pieza y con una textura infinitamente más suave,
La cánula es determinante. La del bueno es fina, transparente y no llega hasta el final para que el perfume salga bien, mientras que el malo -en esta foto el de la izquierda- es muy largo, más grueso y se retuerce en el fondo, con lo cual el contenido no te llegará bien.
Si lo pruebas y lo hueles también te darás cuenta de que no tienen nada que ver. Aunque algunos estén logrados nunca permanecerá en tu piel tanto como el verdadero.
Por último, y lo más curioso, es si agitas el verdadero y el falso. Ambos harán un poquito de espuma, pero la del falsificado no desaparece rápidamente (mira la primera imagen del post y lo verás enseguida).
¿Y ahora, cuál prefieres?
Si compras falsificaciones la aventura siempre acaba mal.