La salud no puede empezar por el tejado.
Sino por los cimientos, por el calzado en este caso. Más tratándose de los niños, nuestras crías de humano en fase de desarrollo.
Todos conocemos la sensación de incomodidad y cansancio que produce llevar un calzado inadecuado. En casos de puesta prolongada, puede dar lugar, incluso, a agujetas y problemas posturales, por no hablar del mal humor. Para evitar estos problemas y que nuestros niños pisen fuerte cada día, invitamos al Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad de Madrid a darnos algunos consejos sobre el mejor calzado infantil para infantes de 1 a 8 años.
1. Da la talla.
El zapato debe ajustarse como un guante al tamaño real del pie del niño. Sintiéndolo la primera, hay que olvidarse de comprar tallas más grandes ‘para que le dure’ –aunque puedes seguir vistiéndole de Dr. Dre en el resto del estilismo. Todas lo hacemos sin que nos guste especialmente el rap-.
2. Escoge un calzado ‘que sujete’.
Seguro que te suena ese concepto puesto que es muy de madre. La versión un poquito más científica del Colegio Oficial de Podólogos aconseja que el zapato proteja los huesos laterales del tobillo pero sin limitar la articulación ni la movilidad del pie. Un zapato flexible. El mismo parámetro se aplica a la zona de los dedos, entendiendo además que debe ser lo suficientemente ancho para permitir que se expandan a gusto en el interior del zapato.
3. Materiales naturales.
Piel, algodón y demás maravillas antes que tejidos sintéticos para facilitar la transpiración y evitar malos olores. Seguramente sean más caros, pero al final lo agradeceréis.
4. Suela gruesa y antideslizante.
Ni muy rígida ni demasiado flexible. Las mejores para niños, aseguran los expertos, son las de goma.
5. Cuestión de estructura.
Compra siempre un calzado con cordones o velcro para que quede más ceñido y el pie no se mueva mucho dentro del zapato.