El linfedema busca soluciones en el drenaje linfático y la microcirugía.
Menuda palabreja, ¿no? Linfedema. Sí, es un edema, una hinchazón que suele aparecer en uno de los brazos o las piernas. A veces, se hinchan ambos brazos o ambas piernas y se debe a la obstrucción del sistema linfático. Esa obstrucción impide que el líquido linfático drene y el líquido acumulado produzca hinchazón. La mala noticia es que no tiene cura, aunque ya existen operaciones; la buena, que tiene tratamiento y la calidad de vida es buena. Y si no os lo creéis, aquí va uno de los mejores testimonios con los que hemos podido contar, mirando los achaques con optimismo y sin remilgos.
Os presento a Sol Alonso, periodista, voluntaria en una ONG, moderadora de eventos y “culo inquieto”. Como veis en las imágenes, lleva en su brazo izquierdo una especie de media negra. Pero no es una media; es una manga ortopédica de linfedema que tiene que llevar para siempre.
“Me operaron en 2005 de un cáncer y me realizaron una doble mastectomía por varios motivos: antecedentes familiares, tipo de cáncer con alto porcentaje de bilateralidad y mi propio historial oncológico con un cáncer de tiroides a los 25 años. Optamos por lo seguro. Más o menos al año de la cirugía, noté que se me empezaba a inflamar el brazo izquierdo, recuerdo que, casualidad o no, fue especialmente llamativo cuando me bajé de un avión, vuelo Amsterdam-Madrid. Consulté a mi médico, me mandaron al especialista y efectivamente, era un linfedema. Ahí empezó todo.
El linfedema no es ni grave ni duele, tampoco resulta especialmente molesto. La verdad es que preferiría no tenerlo, pero tampoco me amarga la vida. Quizá porque soy una persona acostumbrada a los achaques, tengo una pésima salud de hierro, me resigné, otra vez. Y van…
Normalmente el tratamiento comienza con un drenaje linfático que puede durar una o dos semanas y que consiste en una serie de masajes muy suaves y media hora con el brazo metido en una manga que comprime y descomprime… Da para una siesta si consigues que el ruido se convierta en arrullo. Hasta ahí muy bien, el coñazo es cuando te colocan un vendaje bastante incompatible con la vida normal, y tienes que llevar todo el día, y si lo soportas también por la noche. La mitad de tu cuerpo adquiere un aspecto muy Robocop. Desde entonces llevo un guante en el brazo izquierdo todos los días de mi vida. Sólo me lo quito para dormir y meterme en el agua, pero conviene llevarlo siempre y es eficaz, al menos a mí me ha dado resultado.
Una vez al año, más o menos, me hago revisión y según las medidas de la inflamación, o si hay algún síntoma de flebitis, me recomiendan más drenaje o cambiar la manga porque suele darse de sí. No me disgusta llevarla, creo que hasta imprime carácter. Hay gente que piensa que lo llevo como gesto afterpunk y tengo que aclararles su verdadero origen: ¡la ortopedia! Fue divertido la primera vez, la ortopedista me sugirió encantada el color “carne”, por la cosa de la discreción. ¿Color faja? Nooooo… Así que la escogí negra. Es curioso que la gente piensa también que tienes una lesión o algo parecido. En Mozambique, con todo el calorazo, los niños me decían que por qué llevaba eso, y se quedaban sorprendidos cuando me lo quitaba y no había heridas debajo…
Con o sin linfedema, un brazo sin ganglios te obliga a determinados cuidados. Evitar cualquier herida, quemadura, padrastro… No debes coger peso, ni exponerlo al sol o llevar tirantes que aprieten demasiado. Conviene hacer ejercicios que favorezcan el retorno circulatorio, y algunas cosas más que los médicos te especifican. Y hay lado bueno: recomiendan no limpiar cristales, jajajajaja.”<
Como veréis, el buen humor vive instalado en Sol Alonso y sí, efectivamente, el cáncer es uno de los factores de riesgo aunque no el único. También puede aparecer por la edad, por un índice de masa corporal elevado o si, además ha habido una radioterapia añadida.
Casi un millón de personas en nuestro país padecen esta enfermedad que comienza con sensación de pesadez en los brazos o las piernas, que se hinchan, la elasticidad de la piel cambia y hay una sensación de picor o quemazón o los movimientos son limitados. Por supuesto, no siempre aparece un linfedema, claro, pero al menor síntoma raro hay que acudir al médico porque es posible que el linfedema producido por el tratamiento oncológico no aparezca sino hasta meses o años después de éste.
Lo que no se sabe es porqué unos pacientes desarrollan un linfedema y otros no ante el mismo tipo de intervención. Y lo que está claro es que hay que acudir al médico para que realice las pruebas necesarias, como una linfoganmagrafía para ver cómo está el sistema linfático en su conjunto y valorar la gravedad del linfedema, y una linfografía para valorar la cirugía en el caso de que se recomendara realizar. Con estas pruebas se sabe también si el linfedema es primario o secundario. Esto quiere decir que puede ocurrir solo (linfedema primario) o puede ser provocado por otra enfermedad o trastorno (linfedema secundario). Este último suele ser más frecuente, la secuela de un cáncer, como el de nuestra amiga Sol.
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La Unidad de Microcirugía Reparadora del Servicio de Cirugía Plástica del Dr. Antonio De la
Fuente del Hospital Nuestra Señora del Rosario, dirigida por la Dra. Carmen Iglesias, es
pionera en el tratamiento de esta patología. “El estudio de las alteraciones que se producen en el sistema linfático nos permite adecuar las mejores opciones de tratamiento quirúrgico al contexto específico de cada paciente, según las características de su sistema linfático afectado. En nuestro servicio disponemos de los recursos necesarios para llevar a cabo estas técnicas microquirúrgicas que por su precisión y mayor dificultad técnica son denominadas como “supra microcirugía”. Otra técnica es el trasplante de ganglios linfáticos, que consiste en coger ganglios de una zona en la que “sobren” y transportarlos a la zona donde previamente se han extirpado. Por último, podemos realizar una técnica específica de lipoaspiración linfática selectiva para retirar la fibrosis y la grasa que se han depositado cuando la linfa ha estado extravasada mucho tiempo”.
De momento, Sol Alonso sigue con su manga de Robocop y vive, que es lo importante aunque a veces comprar una manga nueva sea caro y la Seguridad Social no lo cubre: “Recomiendan una nueva cada seis meses, pero tararí que te vi, que vale 200 pavos y tampoco es para tanto”.
¡Gracias, Sol por ser tan sol!