¿Puede envejecer nuestra piel la luz azul que emiten nuestros adorados ordenadores, smartphones y demás pantallas que pueblan nuestras vidas? Por lo visto, es posible. Algunos estudios recientes apuntan a que la luz visible de alta energía (HEV en sus siglas en ingles) puede ser tan peligrosa para la piel como los rayos UVA y UVB combinados.
¿De verdad tenemos que ponernos protector solar para ver nuestro Instagram?
Aunque pueda parecer una nueva moda promocionada por la archiconocida web de Gwyneth Paltrow, Francine Porter, fundadora de Osmotics Cosmetics, nos confirma que de verdad de la buena existen estudios relevantes que han probado científicamente que hay que prestar atención a los efectos de la luz azul. “Se ha demostrado que tanto la luz azul como la radiación electromagnética incrementan la producción de radicales libres y pueden desembocar en inflamación crónica”, nos confirmaba en una entrevista. “Esto puede traducirse en una piel seca, deshidratada, con descoloración e incluso pérdida de luminosidad”.
Estos efectos secundarios son capaces de deshacer todas las bondades de nuestro tratamiento antiedad, pero que no cunda el pánico: por suerte, parece que el peligro sólo alcanza el nivel cosmético. La dermatóloga Patricia Ceballos confirmaba en una entrevista con Bustle que “la luz azul, al contrario que los rayos UV, no contribuye al cáncer de piel, porque no induce mutaciones del ADN de la misma manera que los rayos solares. Sin embargo, un estudio detectó que se producía un incremento de la pigmentación en la piel expuesta a la luz azul, lo que implica que es teóricamente posible que la exposición crónica a nuestros smartphones suponga un incremento en el riesgo de desórdenes pigmentarios como la hiperpigmentación.”
En el mismo artículo, la dermatóloga Alicia Barba concluye que la luz azul “puede” causar envejecimiento prematuro, por lo que tiene sentido proteger nuestra piel de la contaminación electrónica, al igual que de la contaminación medioambiental.
Bellezas Puras, como precavidas somos un rato hemos encontrado algunos productos con filtros específicos para la contaminación electrónica. Sin embargo, la mejor protección es reducir el tiempo de exposición a las pantallas y disfrutar un poco más de la vida offline.