Limpiar una piel bien es empezar por el principio. Antes que gastarse el dinero en un cosmético hay que invertir en la higiene facial. Limpiar, limpiar y limpiar es un mantra que se sabe bien la protagonista del post de hoy: Cristina Galmiche, una mujer con más de 25 años de profesión, dedicada en cuerpo y alma a convencer a cualquiera que acuda a uno de sus centros de que lo primordial para tener una buena piel es tenerla limpia y oxigenada. Si no, ningún principio activo que le apliquemos surtirá su efecto. Os cuento porque es la base de cualquier tratamiento.
Creo que alguna vez he contado mis problemas de acné en mi juventud y los miliums que me persiguen desde que llevaba calcetines. Es mi caballo de batalla al que no doy tregua aunque a veces, y por múltiples motivos, me olvide de él. Desde que tenía unos 20 años me he hecho limpiezas de piel con asiduidad y, gracias a ellas, me curé de mi acné o al menos los metí en cintura.
Si se habla de limpiezas de piel en Madrid hay que hablar de Cristina Galmiche, que me ha atendido en su clínica de la calle de Ibiza. Cristina Galmiche aprendió las técnicas estéticas con el célebre visagista Jean D’estrées y las lleva desarrollando todos estos años con mucho éxito. Tanto es así que muchos dermatólogos envían a sus pacientes con acné a su gabinete.
Yo, sin acné, pero cargando con mis miliums sin limpiar desde hacía un par de meses (entono el mea culpa) llegué a la clínica de Cristina Galmiche donde me recibieron con un café y, al momento, ya estaba en manos de la jefa, que nada más verme ya me dijo más o menos que dónde iba con esos miliums por la vida.
Manos a la obra, comenzó por aplicarme una limpiadora seguida de un masaje que me supo a gloria bendita. Sin embargo, escuchaba cerca de mi oreja el sonido de la máquina de vapor que hervía a mi lado. Ya me imaginaba de qué iba esta limpieza… Sí, extracción de miliums, con una pequeña lanceta y apretando hasta eliminarlo. No os asustéis que no es para tanto. El uso del vapor es esencial para que se abran los poros y se pueda extraer todo lo que nos sobra de nuestra cara bonita y que, además, nos afea.
La sesión de vapor dura unos 20 minutos, que para mí fue muy agradable. Notas cómo se van abriendo los poros y una sensación de limpieza te invade. Pasado ese tiempo, Cristina Galmiche se enfunda unos guantes, se pone una mascarilla, acerca la lupa con luz a mi cara y empieza a escudriñar mi piel milímetro a milímetro. Me regaña un poco porque no me hago una limpieza desde hace un par de meses y comienza a extraer uno a uno los milium y algún quistecillo olvidado. A los 30 minutos más o menos ya no queda nada que extraer. Noto la piel limpia aunque un poco escocida. Enseguida viene en mi auxilio una mascarilla de algas para calmar y quitar la rojez que me deja la tez fresca. Mientras la mascarilla hace su efecto, me alegran la vida con un magnífico masaje de pies y una depilación de cejas al hilo. La sesión de oxigenación artesanal, como le gusta llamarla a Cristina Galmiche, acaba con un cóctel de sueros para fortalecer la piel, calmarla y aportar todo lo que necesita la piel.
Mi piel ha quedado limpia, con alguna marquita que se quita en un par de días. Es normal alguna marca roja; ha estado extrayendo los miliums que tenía. No importa; la piel se recupera y me devuelve la luminosidad perdida. Durante este tiempo que he estado en sus manos tumbada en la camilla me ha dado tiempo no sólo de relajarme con el masaje y notar cómo la lanceta extraía lo que no tenía que estar depositado en mi piel. He tenido tiempo también para hacerle algunos preguntas. Si tienes delante de ti a una experta en limpiezas de piel ¡cómo no vas a querer enterarte de muchas cosas!
Belleza Pura: ¿Cada cuánto tiempo hay que hacerse una limpieza de piel?
Cristina Galmiche: “Una vez al mes, siempre que sea una higiene controlada, que la persona que está trabajando conozca la piel, que hagas un buen calentamiento de la piel para que, una vez que la hayas tocado, ésta no reaccione mal. Todas las pieles son iguales en cuanto a que todas tienen dermis, epidermis, glándulas sebáceas, folículo piloso. Cuando viene una piel con mucha grasa, quistes, puntos negros o milium, la oxigenación que hago es súper espectacular. Vienes con todas esto y te vas sin ellas o al menos con la mitad y el efecto es tangible y visible.”
B.P. ¿Y las pieles que no tienen grasa?
C. G.: “Una piel que no tiene grasa, que tiene el poro cerrado, también hay que trabajarla de la misma forma. Y eso que muchas personas creen que no necesitan oxigenación, pero sí la necesitan. Evidentemente no extraigo nada si no hay nada que extraer, pero sí hago una activación del riego sanguíneo porque se necesita. Todas las pieles necesitan oxigenarse. Y también todas las pieles generan un poquito de grasa. Esa grasa la activo, la extraigo y las pieles se quedan con ese gesto, que yo llamo belleza sostenible. Poniendo en funcionamiento esa grasa que está queratinazada en el folículo piloso, la piel también se rehidrata. Cuando termino el tratamiento, las pieles están más luminosas, más jugosas, se unifica el tono.”
B. P.: ¿Y qué hacemos con los puntos negros?
C. G.: “Hay una creencia generalizada de que el punto negro se genera y no es verdad. Un punto negro se forma cuando hay una falta de higiene, es un poro que se ha roto y que se forma cuando hay una grasa detrás. Al abrirse el poro, la suciedad, la contaminación o una mala manera de hacer una higiene por la mañana o por la noche vas acumulando suciedad y el poro se ensucia. El punto negro nunca es de dentro afuera; al contrario, es de fuera hacia dentro.”
B. P.: ¿Desde qué años debe hacerse una limpieza facial?
C. G.: “Desde que aparecen los primeros signos de grasa. He tratado niñas antes de hacer la Primera Comunión que me han mandado algunos dermatólogos. Yo limpio lo mismo un quiste que un grano; es más, es más fácil limpiar un grano porque se ve, está ahí; en cambio, un milium o un quiste que están totalmente planos, solamente los distingues por el aspecto, el color e ir porito por porito, es más trabajoso. Y depende de la piel, porque si no está agredida -que normalmente lo está porque antes han probado miles de cosas- hay que ir con mucha más tranquilidad. Yo no puedo hacer una extracción de media hora en ese tipo de pieles porque entonces la piel reacciona y la semana siguiente no la puedo trabajar. Pero cuando una piel está fuerte, el efecto se ve desde el primer momento y además es una manera de animar a la persona. Es como decirla que ha venido con 50 granos y se va con 20. Y luego hay que ser estricto en cuanto a la asistencia al centro, porque se trabaja mejor si haces el tratamiento seguido. Hay que hablar de la importancia del mantenimiento, no sólo con la piel con acné o con otros problemas, sino con el cuerpo, las ojeras, todo. Hay que ser consecuente con lo que haces. Con estos gestos que hago con el acné, quito el problema y jamás voy a maltratar la piel. Cuando me encuentro con un milium o un quiste no lo maltrato, veo con la lupa perfectamente qué estoy haciendo y con la lanceta abro precisamente por donde tenía que haber salido la grasa y no lo ha hecho.”
B. P.: ¿Cuáles son los tratamientos que más demandan en tus clínicas?
C. G.: “Aquí trabajamos absolutamente todo. Los primeros quince años sólo trabajaba acné y manchas porque en aquella época en el mundo de la estética no se solucionaban los problemas: tú ibas con un problema de arrugas y salías con ellas o ibas con otro de flacidez y tampoco te lo solucionaban. Y me dediqué al acné. Pero cuando aquí, la estética pegó el salgo y se puso al nivel que hay ahora, es cuando me empecé a dedicar a otros campos aunque sigo con mis tratamientos contra el acné. Aquí se me conoce por las limpiezas, por la oxigenación de la piel. Hago tratamientos anti edad y antes hago una de estas oxigenaciones y luego los tratamientos funcionan mejor.”
Después de ver estos resultados y otros, que Cristina me mostró en su despacho, creo que huelga decir porqué tienen tan buena fama sus limpiezas artesanas de piel.
Precio de las limpiezas: entre 85 y 125 euros
C/ Ibiza 35
28009 Madrid.
Teléfono: 91 504 07 62
C/ San Isidro 1
28807 Alcalá de Henares (Madrid)
Teléfono: 91 881 07 85