Este año que hemos celebrado, junto con el colectivo LGTBI, el Word Pide 2017, fiesta del Orgullo Gay Mundial, se hace realidad el deseo de todas estas personas de tener hijos gracias a los avances y las nuevas técnicas de reproducción asistida, ha explicado Jan Tesarik, ginecólogo checo y actual director de la Clínica Mar&Gen de Granada. ¡Fuera barreras! Estamos ante un futuro prometedor donde la diversidad y la igualdad van de la mano.
Desde un punto de vista técnico no hay diferencia entre una pareja heterosexual en la que el hombre carece de espermatozoides y una pareja lesbiana. En ambos casos se necesitará un donante de semen. En el caso de parejas lesbianas se puede ir más allá: el óvulo de una de las dos mujeres se puede fecundar in vitro con espermatozoides de un donante, y la gestación se puede llevar a cabo en el útero de su pareja. “Un buen ejemplo –indica Tesarik– de cómo los avances en reproducción asistida ayudan a alcanzar una plena experiencia de maternidad a dos mujeres unidas por amor”.
Pero ésta no es la única disponible. Una pareja del colectivo LGTBI puede elegir entre diferentes métodos de reproducción asistida:
- Inseminación artificial con esperma de donante
- Fecundación in vitro con esperma de donante
- Microinyección de espermatozoides de donante en los óvulos
- Fecundación in vitro con donación doble: de óvulos y de espermatozoides
- Donación o adopción de embriones
- Gestación subrogada con o sin donación de óvulos (no permitida en España)
Esta edad de oro en la fecundación asistida tuvo su primera vez y de eso hace ya 40 años: A finales de este año se cumplirán cuatro décadas de la primera fecundación in vitro (FIV) realizada con éxito por los doctores británicos Robert Edwards, premio Nobel de Medicina en 2010, y Patrick Steptoe. A mitad de 1987 nacería Louise Brown, quien acapararía las portadas de todos los diarios del mundo. Semejante acontecimiento no ha dejado indiferente a nadie porque esta técnica ha permitido el nacimiento de millones de niños en todo el mundo.
En España también tuvimos nuestra primera niña “probeta”. Se llama Victoria Anna y nació en 1984 en el Instituto Dexeus de Barcelona, gracias al trabajo del doctor Pedro Barri, ginecólogo, y la doctora Anna Veiga, bióloga.
La Fecundación in Vitro trata de conseguir que un espermatozoide fecunde el óvulo fuera del cuerpo de la mujer, en un laboratorio; una vez logrado el embriones, el médico lo transfiere directamente al útero para intentar obtener un embarazo. En los primeros momentos, fue un método polémico y generó debates tanto en círculos médicos como religiosos; tanto fue así que los investigadores se afanaron en encontrar otro método más aceptable por la población. Jan Tesarik, ginecólogo checo y actual director de la Clínica Mar&Gen de Granada, logró en 1983 otra técnica que consistía en recuperar los ovocitos de la mujer, mezclarlos con los espermatozoides del marido e introducirlos inmediatamente en la mujer permitiendo que se produjera la fecundación en un lugar más natural.
Estas técnicas se han usado en todo el mundo para tratar la causa de infertilidad femenina relacionada con la obstrucción de los ovioductos -los conductos que conectan los ovarios con el útero-. Durante los años siguientes se dieron más pasos para tratar otras causas de infertilidad masculina y femenina. Es en el campo de la infertilidad masculina donde se han dado más avances con la técnica ICSI, inyección intracitoplasmática de espermatozoides, que permite realizar reproducciones asistidas en casos de anomalías severas de espermatozoides donde las otras técnicas habían fracasado.
La fecundación in vitro “fue un paso de gigante que nos ha permitido dar muchos otros, más importantes, porque en los últimos 40 años la reproducción asistida ha vivido avances revolucionarios. La FIV clásica es ineficaz en más de la mitad de los casos de infertilidad que se tratan actualmente”, ha explicado Jan Tesarik.
La revolución de las técnicas de fecundación asistida ha sido tremenda. El primer niño que nació gracias al ICSI, inyección intracitoplasmática de espermatozoides, fue en Bélgica en 1992. A esta técnica le siguió otra técnica, ROSI -Round Spermatid Injection- que permite realizar una fecundación in vitro incluso para hombres sin espermatozoides utilizando sus células precursoras inmaduras o espermátides, una técnica desarrollada por Jan Tesarik que también dio sus frutos en 1995.
Aunque aún no puede ser utilizada la técnica de hapolidización o formación de espermatozoides y ovocitos artificiales, ya es una realidad aunque faltan garantías de seguridad en cuanto a la normalidad de los bebés nacidos mediante esta técnica, pero los trabajos de investigación ya se están realizando en varios países.
Mucho ha cambiado el panorama en estos últimos 40 años y hoy en día se pueden hacer cosas inimaginables en reproducción asistida.
¿Y el futuro? Está ahí, delante de nosotros y nos espera.