A veces la vida te sorprende. Unas veces para bien y otras, para mal. Esto es lo que me ha sucedido con Natividad Lorenzo, que me ha sorprendido para muy bien. Tras 35 años de vida profesional, no es una mujer que se prodigue en los medios. Trabaja en sus centros: uno en el nuevo barrio madrileño de Montecarmelo y el otro en Las Rozas, también en Madrid. El de Montecarmerlo, donde fui, es un salón nuevo, hecho a la medida de Natividad. Muy blanco, espacioso y cómodo para el cliente. Y lo que probé fue su tratamiento personalizado, hecho expresamente para mi piel.
Cuando te pones en manos de un profesional, lo mejor que puedes hacer es seguir sus consejos y hacer lo que te dice. Y cuando sientes que alguien sabe de lo que está hablando entonces ya lo tienes clarísimo. Ésta fue la sensación que me dio y, realmente, no iba nada desencaminada.
Llegué al centro y a los cinco minutos ya estaba Natividad Lorenzo conmigo, primero enseñándome el centro del que se siente muy orgullosa porque es como ella quería. Partió de un espacio diáfano y en el centro de él montó sus cabinas de tratamiento con dos puertas para preservar en todo momento la intimidad del cliente.
Fue ella misma la que me atendió en todo momento y me explicó que “lo más importante es la preparación de la piel. Sin una buena preparación la piel no está receptiva para recibir otros tratamientos. En tu caso, voy a hacer una hidratación después de una limpieza”.
Reconozco que tengo que tener mucho cuidado con mi piel porque enseguida se ensucia y aparecen muchos milium. Sé desde siempre que la única manera de evitar tenerlos es extraerlos y limpiar concienzudamente. Reconozco también que mi piel necesitaba una buena limpieza. Ya sabéis que en casa del herrero, cuchillo de palo. “No tiene sentido hacer una buena hidratación si antes no he eliminado esos milium”.
Como mi piel no tiene ningún problema, lo primero que me hizo fue un peeling de ácido glicólico y ácido salicílico. El primero hace una degradación del estrato córneo afinando el engrosamiento que se produce por el envejecimiento celular. El ácido salicílico es un queratolítico que elimina las escamas que se quedan en la superficie de la piel. Tiene propiedades bactericidas, y está especialmente indicado para personas con tendencia acnéia o, como es mi caso, los dichosos milium.
A continuación, llegamos a la segunda parte del peeling, que es la carboxiterapia para oxigenar los tejidos y, a la vez, hacer una estimulación sanguínea. En esta fase se nutren los tejidos para conseguir que la piel tenga una mejor calidad, esté más oxigenada y menos cetrina. Tras este paso, en el que notaba como unas burbujitas en la piel, Natividad Lorenzo me aplicó una mascarilla de arcilla que cubrió con un plástico osmótico (este plástico es como el que utilizamos para envolver los alimentos) que estuvo unos cinco minutos en mi piel. Pasado ese tiempo, llegó lo que menos me ha gustado siempre, que es la extracción de los milium, que se hace con una aguja estéril. Se pinchan, se aprietan hasta que sale la pequeña grasa acumulada y ya está. Fin del mal trago.
Para que bajara la inflamación que se produce siempre tras la extracción, me aplicó un producto de árnica y péptidos de la línea NB Ceuticall de Natura Biseé. Además de bajar la inflamación, se estabiliza el pH de la piel.
Como Natividad Lorenzo hace a cada clienta un traje a medida, hasta que no ha terminado la limpieza no sabe cómo está la piel y es entonces cuando decide qué tratamiento poner. En un principio, mientras me explicaba en qué iba a consistir el tratamiento, optó por una radiofrecuencia. “Mezclo los peelings, la cosmecéutica y la aparatología en función de cómo vaya viendo la respuesta de la piel”. La radiofrecuencia no era, según Natividad, lo más adecuado para mí en esos momentos y se decantó por unas ondas acústicas radiales cuya energía mejora la rojez de la piel y la drena, a la vez que estimula la formación de fibroblastos, es decir, que estimula la formación de colágeno.
Tras las ondas, un sérum de colágeno, elastina, ácido hialurónico e isoflavonas para trabajar la hidratación y la firmeza; el ácido hialurónico proporciona hidratación.
Ya casi está terminado el tratamiento. Ahora toca una mascarilla de silicona que ayuda a que penetren los principios activos. En cuanto me quitó la mascarilla, trabajó mi piel con unas bolas de Christina Cosmetics que metidas en hielo consiguen una vasoconstricción. Una sensación muy agradable, la verdad porque además tras todo el tratamiento, el frío te despeja.
Para finalizar, una crema hidratante, también de NB Ceuticall de Natura Biseé que también trata la sensibilidad y, como complemento, una pantalla solar con un poquito de color que protege frente a los rayos ultravioletas.
Una hora y media de tratamiento, efectivamente personalizado y en el que, incluso, me depiló las cejas, lo que es de agradecer porque salí de allí con una piel luminosa y limpia, con alguna marquita donde habían estado los milium que desapareció a los dos días. Las que tengáis este pequeño problema ya sabéis que, tras una limpieza, queda alguna marca que se va enseguida.
¡Qué queréis que os diga! Que me ha gustado mucho el tratamiento, es muy completo y muy bien hecho. A veces, tropiezas con profesionales que no son muy conocidas y que da gusto lo bien que trabajan.
Precio del tratamiento: 126 euros.
Av. del Monasterio de Silos, 11, 28049 Madrid
Teléfono: 91 576 90 42