Tener grasa en el cuerpo es bueno, pero a veces y debido a agentes externos, acumulamos más grasa de la que debiéramos y con la ayuda de la mala alimentación, el estrés o la contaminación, guardamos en nuestro organismo grasas tóxicas, que son más difíciles de eliminar. Somatoline se ha atrevido a retar a estas grasas tan feas y promete quitárnoslas de encima. ¿Será verdad?
Entre tener la grasa normal, que es necesaria, y la de la foto hay un abismo. La grasa sirve, entre otras cosas, para almacenar energía, para protegernos de los agentes externos -frío y calor-, como transportadora de vitaminas (por eso si nos falta grasa se puede producir un déficit de vitaminas liposolubles), tiene una función de sostén, ya que no sólo nos para sujeta los órganos para que no se caigan sino que también los protege de los daños físicos, y también colabora en la producción de hormonas (mujeres excesivamente delgadas o que están sufriendo una anorexia llega a perder la menstruación.
Todos tenemos tres tipos de grasa en el cuerpo:
- Grasa visceral, que es la que sujeta los órgano y gracias a ella estos están en su sitio y resguardados de los peligros.
- Grasa blanda subcutánea (nuestros amados “michelines”). Es la que se acumula bajo nuestra piel y la que perdemos con más facilidad cuando hacemos ejercicio. Estéticamente es la más fea y se acumula en las caderas, muslos y tripa en las mujeres. y en el torso y la tripa en los hombres.
- Grasa intramuscular, que es un porcentaje muy pequeño y está entre el músculo. Es la que vemos en los jamones cuando está entreverado.
Si nuestros niveles de grasa son correctos, estaremos dentro de la normalidad. Lo malo es cuando sobrecargamos los almacenes de grasa y, además, de sustancias tóxicas. No os asustéis, que es normal que tengamos productos tóxicos almacenados. ¿Por qué? Porque nos alimentamos, salimos a la calle… en una palabra: porque vivimos.
La grasa corporal también actúa como almacén de las grasa tóxicas, tales como dioxinas, pesticidas, etc, que llegan a nuestro organismo a través del ambiente, de la alimentación y que se quedan ahí para que nos alcancen a nuestros órganos. Esta acumulación de toxinas ralentiza el metabolismo de las grasas formando la grasa localizada que es más difícil de eliminar.
Alimentarnos mal, el estrés y el mal estilo de vida (tabaco, falta de ejercicio, alcohol…) favorecen que no eliminemos esas grasas llenas de deshechos. ¿Qué hacen las grasas? Protegerse segregando grandes dosis de ácido araquidónico, que es una sustancia que protege las membranas celulares de los radicales libres filtrando las sustancias tóxicas. Estas dosis altas de ácido araquidónico producen un desequilibrio en la combustión de las grasa y, como consecuencia, se quema menos grasa subcutánea y la que se quema lo hace más lentamente. No es sólo un problema de estética, es un problema de salud.
¿La consecuencia? El michelín, las cartucheras… que no podamos abrocharnos la ropa porque nos sobra grasa y que somos más propensos a enfermedades. ¿Algún remedio? Por supuesto: si no lo hubiera no estaría contándoos todo esto.
- Ejercicio: sí o sí, no hay opción a no hacerlo, aunque sea caminar media hora cada día, aunque la mejor opción es hacer ejercicio aeróbico intenso.
- Alimentación: olvidemos la comida basura y volvamos a nuestra dieta mediterránea, con frutas, verduras, pescados, legumbres y poca carne.
Y, también y por qué no, busquemos un producto de aplicación externa que nos ayude a reducir la grasa, como el nuevo tratamiento Somatoline Detox Reductor Noche.
El nuevo tratamiento de Somatoline, recién salido de sus laboratorios, promete liberar toxinas de los tejidos, reducir la grasa tóxica, drenar el exceso de líquidos y dejar la piel más suave. Lo nuevo de este Somatoline Detox frente a los otros productos de la marca es que éste posee una acción detoxificante gracias a tres algas que están en su composición: Globularia cordifolia, Jania rubens y Phormidium persicium. Según la propia marca, aplicando esta crema todas las noches durante dos semanas han visto con las voluntarias que se han sometido al tratamiento, que en cuatro semanas se reduce, como media, la acumulación de líquidos intersticiales en un 40%; y reduce en más de tres centímetros, también como media, cintura y caderas.
Habrá que probarlo, claro.
Precio: 49,90 euros, de venta en farmacias y parafarmacias.