Se llama raw food o crudiveganismo y detrás de esta nueva moda hay chef importantes, hoteles apabullantes, actrices envidiadas y el objetivo de transmitir los beneficios de la alimentación cruda (raw food) en la salud, el medio ambiental y la gastronomía. Pero como cualquier moda, ésta se acompaña de un halo de glamour que nos invita a seguirla. Os cuento en qué se basa y qué dicen los expertos en dietética.
Sí, yo me imagino a Bugs Bunny masticando zanahorias. ¿Qué hay de nuevo, amigo? Pues no hay nada nuevo, amigas. La raw food o crudiveganismo se basa en el principio de comer todo crudo. ¿Todo? No. Sólo fruta, verdura, hortalizas, algas, frutos secos, germinados, semillas y aceites.
El movimiento Raw Food España añade que: “se utilizan procesos naturales tales como la germinación de granos y semillas, fermentación, deshidratación y otros procesos donde la estructura molecular del alimento no se destruye, preservando y activando el nutriente óptimo de cada alimento”.
El segundo punto a tener en cuenta para comer alimentos crudos es que “nada se consume calentado por encima de los 42 grados” para evitar que se destruyan todas las enzimas del alimento y empiecen a perderse otros nutrientes (vitaminas y minerales) disminuyendo la energía vital que aportan. Aunque hay excepciones, como las semillas y granos que no se pueden ingerir si antes no se cocinan.
Según los gurús de esta dieta en crudo, que practican actrices, diseñadoras y modelos como Natalie Portman, Donna Karan o Elettra Wiedermann, y que tienen en el chef argentino Javier Medvedovsky su principal aliado, “comer crudo supone un gran alivio para el organismo, por el simple hecho de dejar de digerir y eliminar alimentos como carnes, pescados, embutidos y otros alimentos que dificultan la digestión”.
Antes de comenzar la dieta, recomiendan empezar por hacer una limpieza del organismo para eliminar toxinas, aunque como he escrito alguna que otra vez, el botón de limpieza del organismo es el hígado y el riñón y “no existe certeza sobre que el organismo necesite una ayuda externa para su limpieza”, ha declarado Amelia Martí del Moral, catedrática del departamento de Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Universidad de Navarra ha afirmado en declaraciones a SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas)
Poco a poco se van introduciendo alimentos como las frutas y verduras, que aportan: vitaminas, minerales orgánicos, fibra dietética, aminoácidos, ácidos grasos… entre otros.
Afortunadamente, también nos aconsejan acudir antes de empezar a un experto que nos guíe por el crudiveganismo porque hay que entender que un cambio de alimentación implica otros muchos cambios, físicos, mentales, emocionales, espirituales y sociales. Lo más importante es hacerlo progresivo, ir poco a poco eliminando el consumo de alimentos cocinados y aumentando el de crudos y frutas.
Y, ahora, la pregunta del millón: ¿de verdad sirve para algo esta dieta tan colorida? Porque colorida y bonita sí que es, claro, aunque no creo que sea apta para todo el mundo; por ejemplo, los intolerantes a la fructosa lo llevan crudo y nunca mejor dicho porque todas las verduras y las frutas contienen fructosa en mayor o menor cantidad.
José Miguel Mulet, profesor de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia, explica que “lo único bueno de este tipo de alimentación es que se conserva algunas vitaminas como la C y algunos aminoácidos y no se producen algunas reacciones químicas propias del cocinado que pueden dar lugar a moléculas cancerígenas. Todo lo demás no es bueno; primero por la higiene: cocinar mata bacterias y bichos dañinos, por lo que la comida cruda es más insegura”.
Lidia Folfar, nutricionista, a la que ya hemos dado voz en este blog, cuenta en el suyo que si sacamos esta alimentación del contexto hollywoodiano del star system y de las modelos que se fotografían con batidos y frutas de mil colores todos muy apetecibles, sí puede cubrir los requerimentos nutricionales de un adulto sano siempre y cuando se tome un suplemento de vitamina B12. Además, puede ser complicado cubrir todos los requerimientos energéticos de un adulto por la sencilla razón de que estos alimentos -frutas, verduras, algas, etc.- son muy voluminosas y ricas en fibra y agua, lo que favorece que nos saciemos rápidamente.
Por último, y es una aportación muy interesante, el primatólogo Richard Wrangham en su libro Catching Fire. How cooking made us human, nos introduce la idea de la importancia que tuvo para la humanidad el descubrimiento del fuego y de la cocina y que ésta cambió nuestro cuerpo, nuestra anatomía, y nuestros patrones de masticación, digestión y nutrición. Según él, estamos diseñados para comer alimentos cocinados y hace referencia al experimento Evo Diet que se realizó en 2006, en el que nueve personas pasaron 12 días comiendo como primates (vegetales, frutas, etc.). Sí que mejoraron mucho el colesterol y la tensión arterial, pero adelgazaron mucho hasta el punto de que las mujeres, por ejemplo no podrían tener hijos. Afirma el primatólogo que “en mujeres que comen dietas totalmente crudas, el 50% dejan de menstruar y el 10% tienen desarreglos menstruales.
La verdad es que el libro es especialmente interesante y explica cosas que jamás se nos ocurriría pensar al hablar de cambiar nuestra alimentación, pero modificar nuestros hábitos no es tan sencillo y detrás de esas fotos tan glamurosas de mujeres guapísimos comiendo sólo verdura, ensalada y fruta seguramente hay un nutricionista siguiendo sus pasos. ¡Ojo con las modas en la comida!